Los 12 últimos meses están siendo muy golosos para los amantes del hard rock clásico con tintes heavies. Tras las visitas de Deep Purple y Scorpions al Velódromo de Anoeta, mañana, con los locales Flyin´Freak como teloneros, aterrizara en Donostia Whitesnake, combo, precisamente, directamente ligado a la trayectoria de Deep Purple. Allí llegó en 1974 un desconocido David Coverdale con la difícil papeleta de sustituir al gran Ian Gillan y tras tres discos de estudio salió como vocalista totalmente consagrado, listo para montar y liderar Whitesnake en 1978. Desde entonces, un recorrido plural y muchos y grandes músicos a sus ordenes. Una primera etapa, con muchos ex Purple, sublime, a la que seguiría a mediados de los 80 un segundo ciclo más comercial, finiquitado con el vacío Slip Of The Tongue, con Steve Vai a bordo, en el que transformaron incluso su imagen para conquistar el mercado USA y cuya gira les trajo por ultima vez a Anoeta. Desde entonces, poca cosa. Un buen disco del líder Coverdale junto al Led Zeppelin Jimmy Page, una gira de despedida de Whitesnake tras un álbum a medio camino entre su grupo y su carrera en solitario, más otro LP ya en solitario. Hasta que en 2002 se anunció el regreso de la Serpiente Blanca. Hubo gira en 2003 junto a Scorpions en USA y festivales en Europa celebrando el 25 aniversario y de nuevo están enfrascados en un nuevo tour que arrancó el tres de septiembre en Munich. No hay nuevas canciones y el gran jefe Coverdale ha vuelto a reclutar un gran equipo para el tour “Live… In the Still Of The Night”, con Doug Aldrich (Dio) y Reb Beach (Alice Cooper,Winger, Dokken) a las guitarras, Marco Mendoza (Ted Nugent, Thin Lizzy) al bajo, Tommy Aldridge (Ozzy, Thin Lizzy) batería y Timothy Drury (Eagles) como teclista.
Desde Lisboa, en la víspera de la actuación de Whitesnake en la capital lusitana, David Coverdale atiende nuestra llamada. “No quiere que le llamen Dave”. Ésa era la única condición propia de divo que impuso el vocalista. Sin embargo, su afable trato dista mucho de la consideración de rock star de la que él mismo rehuye. “San Sebastián es una ciudad familiar para mí, recuerdo perfectamente cuando tocamos allí”, rompe el hielo el cantante británico antes de que le acribillemos con nuestro interrogatorio.
-¿Cómo marcha la gira?
-Me siento muy positivo, los músicos son geniales, tenemos un gran equipo a nuestro alrededor y la reacción del público esta siendo extraordinaria. El año pasado nos decantamos por nuestros grandes éxitos y ahora, aunque mantenemos esa línea, incluimos canciones diferentes, de Deep Purple, etc… Por ejemplo, nunca había tocado Burn en los 26 años de historia de Whitesnake.
-Seleccionar el “set list” con una carrera tan extensa debe de ser una tarea ardua…
-Discuto con mis músicos al respecto y a través de la web los fans votan las canciones que más le apetece escuchar. La última decisión siempre es mía, porque hay canciones que ya nunca podré interpretar con pasión y convicción.
– El grupo ha estado parado una larga temporada. ¿Sientes haber perdido el tiempo durante estos años?
-En absoluto. Me dediqué a mi vida privada y al cuidado de mi familia. No sólo no perdí el tiempo, sino que lo gané.
– El regreso de Whitesnake parece ir en serio. ¿Qué planes tienes?
-Estamos grabando buena parte de los conciertos para editar un DVD en directo de la gira. Asimismo, tengo en mente un doble CD recopilatorio con mis 30 años de música, desde Deep Purple a Whitesnake pasando por Coverdale & Page… El siguiente paso será realizar un disco en estudio para finales de 2005 o en 2006, aunque me gustaría discutir todos estos proyectos con mi nuevo representante. Durante muchos años fui mi propio manager, lo que saturó buena parte de mi tiempo. Ahora, en cambio, he conseguido un equilibrio perfecto.
-¿Cómo sonarán las nuevas canciones de Whitesnake?
-He estado componiendo con Doug Aldrich durante los últimos meses. Es un compañero extraordinario y su estilo engloba todo lo que me gusta de un guitarrista. No vamos a ponernos ningún corsé musical, pero seguirá siendo hard rock/rhythm & blues y tendrá todos los elementos que adoran nuestros fans.
–Whitesnake atravesó por dos grandes periodos en los 80; el británico y el americano. ¿La nueva encarnación del grupo podría ser una mezcla de ambos?
-Sí, por supuesto. Sin embargo, nunca aprecié tanta diferencia entre ambas etapas. Pienso que Whitesnake necesitaba reestructurarse a comienzos de los ochenta. Era una muy buena banda de hard rock y rhythm & blues, pero le faltaba fuerza. Necesitaba una mecha que electrificara la música, por eso incorporé a un guitarrista como John Sykes. Era muy diferente a Bernie Marsden y Micky Moody. El mayor problema era que tenía diferentes hits en Europa y en EE UU. Las canciones que triunfaron en América sí fueron populares en todo el mundo. Sin embargo, pocos americanos conocían temas como Walking in the Shadow of the Blues”. Por eso quiero dejar grabados estos conciertos que aglutinan las canciones preferidas en ambos lados del Atlántico.
-¿Acabaste decepcionado tras el giro que dio Steve Vai a “Slip of the Tongue”, un disco abiertamente encarado a la MTV?.
-Es un músico fantástico pero Whitesnake no necesitaba esa versatilidad tan increíble. Necesito un intérprete que aporte tensiones y emociones como hacen los guitarristas de blues. Se puede tocar un blues muy eléctrico como hacía Jimi Hendrix. Siempre he pensado que fue un guitarrista de blues, aunque excitante y experimental. Steve Vai es muy técnico, una virtud maravillosa que no era necesaria para Whitesnake.
-¿Que opinión te merece que antiguos compañeros como Bernie Marsden, Micky Moody y Neil Murray giren interpretando las viejas canciones de Whitesnake?
-Ellos pueden tocar lo que quieran siempre que no se hagan llamar Whitesnake. Es muy difícil para mí porque no tengo intención de emprender acciones legales. Gracias a la gran fuente de información que es Internet me entero siempre que un promotor anuncia un concierto de Whitesnake encabezado por ellos. Pero quiero dejar claro que no me importa que toquen los temas de Whitesnake, simplemente quiero que se llamen de otra forma.
-¿Y Deep Purple con Steve Morse a la guitarra y Don Airey a los teclados?
-No creo que se les pueda considerar Deep Purple sin Jon Lord ni Ritchie Blackmore. Deberían cambiarse el nombre por el de Deeps Of Purple o algo así, ja, ja. Yo empecé Whitesnake y tengo registrado el nombre, por eso no hay ningún problema en que rehaga la formación.
-¿Qué queda en el David Coverdale de 2004, de aquel chico que envió una cinta a Deep Purple hace más de 30 años?
-Seguramente mi acento británico sigue siendo el mismo. El otro día le estuve contando a mi asistente personal la historia de cómo entré en Deep Purple y sinceramente me hubiera gustado saber entonces todo lo que sé ahora. Era simplemente un chico inocente. Hace un par de meses EMI me pidió que escribiese un texto para la edición remasterizada de “Burn”. El resultado fue casi una novela demasiado extensa para el libreto y tuve que colgarla en mi página web.
-¿Te sientes una estrella del rock?
-Me siento como un ciudadano del mundo, sin embargo me transformo cuando subo a un escenario. Mi objetivo es comunicar con la audiencia y todo lo demás desaparece. En el escenario me olvido de la política, de George Bush, etc. Sólo pienso en divertirme.