WACKEN 2024. Día tres. Crónica y fotos

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Texto: María Amor Fernández

Fotos: Iñigo Malvido

Vamos con la jornada del viernes. El festival nos sugería a Mikkey Dee & Friends, Gene Simmons, Blind Guardian, Korn y Avantasia. Los que salen guapos en las fotos. De todos ellos sólo teníamos al Kiss en nuestro running order personal.

Aproveché el primer momento de la mañana para escapar por fin al mercadillo, gastar en algunos recuerdos y visitar el nuevo Farmers Market, en el que puedes encontrar comida y bebida de la zona, comprándola de la mano de los mismísimos productores. Seguro que nunca has estado en un festival en el que te vendieran huevos del día, hidromiel y cervezas artesanas o embutidos caseros. Pues en Wacken tienes de todo eso y mucho más además de la habitual artesanía nórdica que inunda el clásico Wackinger.

Mientras, en la press tent nombraban ganadores de la Metal Battle a los daneses Thus banda de Melodic Death de la que quizás oigas hablar en el futuro. Lo siguiente era Beast in Black o Ankor. Barrimos para casa.

El Louder Stage se convirtió en un hermoso jardín japonés para recibir a la banda catalana, que congregó a unos cuantos de miles de metalheads para despertarles enseguida con esa apuesta segura que es “Darkbeat”. Jessie Williams sale luciendo una chaqueta roja a pesar del calor, atuendo del que se desprendería más tarde, porque Lorenzo seguía achicharrando, aunque ellos tenían el sol de espalda al escenario, no como nosotros, que nos pillaba totalmente de cara a esas horas del día. Enseguida saltan las palmas de un público que se nota les tenía ganas, muchos tras perdérselos el año pasado por los cambios de última hora en aquella accidentada jornada de la lluvia. Todos pudimos disfrutar del show en plenitud. Los de delante porque estar cerca de la banda, y teniendo en cuenta la altura del escenario, sin problemas. El resto, porque en el Louder hay a cada lado un par de enormes pantallas horizontales, de las de toda la vida, para que no pierdas detalle si estás en la parte de atrás. Pantallas similares a las del Bullhead pero distintas a las verticales inmensas que inundan el Infield. “Walking Dead” da el empujón definitivo a un público que se vuelca de todo con nuestra banda. Comienzan los empujones, arranca el circle of death con un pit que se contagia de la energía de una banda que no para de brincar por el escenario. Fabulosa puesta en escena que evidentemente va acompañada de un repertorio que está repleto de hits. Imposible no disfrutar con ellos. Conciertazo, no lo decimos nosotros, nos lo decían muchos metalheads con los que charlamos al final del concierto y que venían de muy distintos puntos del planeta.

Era media tarde y estábamos sin comer por lo apretado de la agenda. Así que decidimos hacer una parada para tomar fuerzas para la noche, que venía intensa y larga.

Camino al Infield para ver a Gene Simmons, que iba a hacer lo mismo, tocar temas de Kiss, aunque nos gustó bastante menos. Y es que el espectáculo de Simmons fue totalmente tedioso, aburrido, lleno de parones, tardando una eternidad entre una canción y la siguiente. Con unos larguísimos discursos caducos que a nadie importaban y que se vieron culminados con el penoso espectáculo de sacar a unas cuantas niñas al escenario que parecían las pobres más perdidas que un pulpo en un garaje. Iban 28 minutos de show y habíamos contado 3 canciones, eso sí, muy bien tocadas. Aburridos y un poco asqueados con el espectáculo de viejo verde del tío, abandonamos antes del final para ir a ver música de verdad. Así no se atraen fans nuevos a nuestra música. Show decrépito.

Turno en el Headbangers Stage para ver de cerca a unos Primal Fear que no han tenido más remedio que reformar su line up. Llegaron sin Magnus Karlsson y con el holandés Alex Jansen (Hardline) ocupando el lugar de Matt Sinner. Dio igual, las canciones son las canciones y en esta gira, en la que vienen defendiendo un disco tan increíble como “Code Red”, sabíamos que no iba a haber fallo. Abrieron con “Chainbreaker” y sonaron temas nuevos tal y como esperábamos y deseábamos. Disfrutamos con “The World is on fire” o “Deep in the Night” entre sorpresas como “Kingdom of Madness”. Nos desgañitamos con “Metal is Forever” y cerramos con “Final Embrace” un muy buen show a pesar de las circunstancias. Necesitamos más Heavy Metal. Nunca falla. Como Primal Fear.

Blind Guardian, Korn y Avantasia eran la traca final en los escenarios grandes. La masa de gente era inmensa y acercarse para ver algo de cerca una quimera. Teníamos dos opciones, o ver todo o casi por las pantallas verticales o acudir a otros escenarios menos masificados y seguir disfrutando de la música de cerca. Optamos por la segunda opción.

Nos fuimos hasta el fondo del festival, caminando contra corriente de los miles de metalheads que acudían al Infield. Nos acercamos hasta el Welcome to the Jungle para ver a nuestros Alien Rockin Explosion, que actuaban allí todas las noches y aún no habíamos encontrado el momento de escaparnos. Cuestión de gustos y de no apetecer ver de nuevo a las bandas que coronaban la noche en el Infield, porque por suerte hemos perdido la cuenta de las veces que hemos visto en vivo a Blind Guardian y Avantasia incluso en el mismo Wacken. Korn también estaban ya vistos y en mucho mejores condiciones.

Alien Rockin Explosion venían este año a Wacken sin Red Trysha a la voz por motivos que no vienen al caso. Su sustituta al micro fue Laura, vocalista de Mamvth, que no desentonó con el grupo aunque su voz es mucho más soul/gospel quizás y menos rockera. De todas formas, vozarrón de la muchacha para hacernos disfrutar de un muy buen rato al lado de Van Halien (guitarra), Sandreitor al bajo y Mazzurg a la batería.

Llegamos cuando acababan de empezar con el “The Eye of the Tiger” al que siguieron con una excepcional “Hush”. Detrás vino un “I was made for loving you” de Kiss para enganchar definitivamente a todos los presentes. Nos sorprendieron con un “Radio Rebelde” de The Baboon Show en el que vimos muy cómoda a Laura. Detrás llegó la “perversión” del “Mamma Mía” para acabar con un “Shook me all night long” al que se sumaron de forma espontánea los suecos Mister Misery, quienes iba a ser entrevistados posteriormente en el show del siempre presente Maschine. Se despidieron, pero allí todo el mundo pedía más, así que a Maschine no le quedó más remedio que ceder ante la presión del público. Regresaron con un “Entre dos tierras” en modo karaoke, que todos cantamos, españoles y extranjeros. Para concluir, un medley con el “Fight for Your Right” de los Beastie Boys, el “Born to raise Hell” de Motörhead y el “Smoke on the Water” de Purple. Un fiestón.

Turno para ver por vez primera en vivo a Unleash the Archers. Me encantaron. Son sumamente originales, con esa mezcla de heavy metal tradicional con death melódico e incluso con power metal. Con una vocalista al frente como Brittney Hayes, tan estupenda en todos los sentidos y tan completa, no hay fallo posible. Melódicos, guturales, lo que haga falta. Irresistible. Desde la inicial “Abyss” a la final “Apex”, no hubo cabida para el aburrimiento. El cansancio se notaba, la noche había llegado y sí, puede que lo del Infield estuviera siendo grandioso, pero descubrir a estos canadienses en vivo fue de lo mejor de Wacken 2024.

Cenamos sin movernos del Bullhead, bocata en mano viendo a Mikkey Dee y su tributo a Motörhead. Sí, no deja de ser un tributo, pero con galones, y no hay mejor forma de disfrutar ya de himnos en vivo como “Born to Raise Hell”, “Orgasmatron” o “Killed by Death”. Así, sí. Tome nota, señor Simmons.

Detrás y para cerrar nuestro cuarto día en la Holy Land, The 69 Eyes, a quienes no veías desde hace más de una década en un inolvidable concierto en Berlín. No nos defraudaron. Sonidazo, como no podía ser de otra forma y una excepcional atmósfera en la oscuridad del Bullhead. Salir con “Framed in Blood” nos pone las pilas. Maravilloso. “Feel Berlin” vino detrás. Sabíamos que iba a ser corto, una hora de show, pero intenso. Y sí, que nos iban a faltar canciones, muchas, porque no iba a haber tiempo, pero daba igual, íbamos a disfrutar con sesenta minutos mágicos entre himnos como “Betty Blue” con un Jyrki 69 impresionante, uno de los tíos más carismáticos que haya visto yo sobre un escenario. Cuando se despidieron con “Lost Boys” me quedé de bajona.

 

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