RESURRECTION FEST – 2013 – 1/3 de agosto
Aunque los primeros días de agosto suelen estar marcados por el mítico Wacken alemán, esta vez, y debido a un cartel muy atractivo por estar más orientado al metal que nunca, nos dirigimos por primera vez a Viveiro para disfrutar del RESURRECTION FEST.
Desde el momento en que llegamos nos dimos cuenta de lo bien que lo ibamos a pasar en la localidad gallega. Acampando bajo una arboleda a la sombra, junto a muchos colegas y con un tiempo inmejorable al lado de la playa, bares y tiendas del pueblo… el único pero era la distancia entre la zona de acampada y el recinto del festival, aunque los frecuentes autobuses organizados facilitaron el desplazamiento de los campistas de un lado a otro.
JUEVES, 1
La demora en el viaje provocó que nuestra llegada al festival fuera más tarde de lo esperado y nos privó de la actuación de Mutant Squad, por lo que la primera banda del día fue SWITCHTENSE. Cuando entramos al recinto los portugueses ya se encontraban repartiendo cera de la buena con su thrash metal de fuerte groove, gozando de un gran sonido y entregándose a fondo, igual que el público que no paró de hacer circle pits durante su breve concierto. Bombazos como “Face Off”, “Into The Words Of Chaos” o la final “Infected Blood”, con la cual el vocalista incluso se acercó a la valla de seguridad para cantar arropado por sus seguidores, fueron los más destacados.
El recinto del festival es pequeño si lo comparamos con los macrofestivales europeos, aunque muy cómodo y bien organizado, dividido en tres escenarios por los que puedes moverte en cuestión de segundos: el principal Monster al aire libre, el Jägermeister bajo una carpa y finalmente, al lado de este pero al aire libre, el menor Arnette.
Los puestos de comida y bebida son otros de los puntos a destacar, ya que funcionaron con gran agilidad y en ningún momento hubo que esperar largas colas; al igual que los baños que, además de tener a personal proporcionando papel constantemente, estuvieron muy limpios durante todo el festival.
Tras una breve vuelta por la zona de prensa justo cuando Paolo Gregoletto, bajista de Trivium, estaba siendo entrevistado, era hora de ir al Jägermeister para ver el concierto de ESCUELA DE ODIO. Los asturianos atronaron la carpa con su veloz hardcore, sembrando la locura en las primeras filas especialmente con “Los De Siempre”, “Asturias Arde” o un breve fragmento de la mítica “Last Caress” de The Misfits.
Después seguidamente vuelta al Monster para presenciar el frenético punk de THE CASUALTIES, que puso aquello patas arriba desde el primer segundo. El público se vino arriba con “Punk Rock Love”, “Get Off My Back” y “Made In NYC”, aunque el punto álgido llegó con el himno final “We Are All We Have”, que puso a cantar a todos los allí presentes.
TRIVIUM era uno de los platos fuertes del día y esto se evidenció en el aumento de afluencia frente al escenario principal. Sorprendió el inicio con “Throes Of Perdition” y “Becoming The Dragon”, aunque en medio de esta última tuvieron que dejar de tocar y abandonar el escenario por problemas con la valla de seguridad. Los treinta minutos de parón se hicieron eternos y el ambiente comenzó a caldearse mediante gritos y pitidos, por momentos incluso pensamos que no volverían sobre las tablas, aunque para disfrute de todos reaparecieron entrelazando el final de “Becoming The Dragon” con “Down From The Sky”
Tras esto la fiesta siguió por buen camino mediante un set variado, pasando por todos los álbumes excepto “Ember To Inferno” e incluso interpretando dos canciones del inminente nuevo álbum, “Brave This Storm” y “Strife”, los cuales parecen seguir la senda de su anterior “In Waves”. El final con “A Gunshot To The Head Of Trepidation”, “In Waves” y “Pull Harder On The Strings Of Your Martyr” fue uno de los más memorables de todo el fin de semana.
Tras descansar y abastecernos con más cerveza nos plantamos en el Jägermeister para presenciar el explosivo set de MADBALL, que arrasaron la carpa literalmente; hasta el logo del ciervo saltaba al ritmo de su clásico hardcore. Al mando Freddy Cricien escupiendo las letras enrabietado e incitando unos pogos y circle pits caóticos. El clímax vino con el tema en castellano “Nuestra Familia”, que desembocó en brutales acrobacias marciales entre el público. Una salvajada de show el que nos proporcionaron los veteranos leyendas del hardcore americano. Esperamos volver a verlos pronto por estos lares.
Y vuelta corriendo al principal para ver a LAMB OF GOD, que no se anduvieron con rodeos y ofrecieron el espectáculo más intenso de la primera jornada. Salieron a por todas desde el principio con “Desolation” y “Ghost Walking”, y aquello se convirtió instantáneamente en una batalla campal de mosh, circle pits… locura absoluta. Les siguieron pepinazos como “Walk With Me In Hell” y “Set To Fail” o las devastadoras “Ruin” y “Now You’ve Got Something To Die For”, además de una inesperada “Omerta”.
La actuación de los de Virginia era especialmente esperada tras la favorable resolución hace pocos meses del tan comentado juicio en el que se vio implicado su cantante Randy Blythe, y es que tener a semejante frontman sobre las tablas es un seguro de vida. Tanto vocalmente como en cada ocasión que se dirigió al público, demostró estar en la liga de los más grandes, y esto, acompañado por un sonido atronador del que en gran parte es responsable el monstruoso Chris Adler a las baquetas, sirvió para llevar el concierto a buen puerto. Cerraron el show por todo lo alto con tres de sus mayores hits: “Laid To Rest”, “Redneck” y “Black Label”. Apoteósico.
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Y para acabar el día, aunque más tarde de lo que a muchos nos hubiera gustado, qué mejor que los británicos SYLOSIS. El comienzo con “Fear The World” y “Stained Humanity” fue exquisito, nos hicieron disfrutar de su embestida de thrash moderno con una gran ejecución y mucha fuerza, tanto sonora como escénica. Quizás les faltara algo más de movilidad sobre las tablas, aunque la exquisita mezcla de delicadas melodías y riffs violentos hacen de su propuesta una de las más originales en un estilo tan trillado como el thrash metal. Las canciones de su último trabajo, las más centradas en dicho estilo, fueron aun así las que más se echaron en falta. El punto álgido llegó al final con “Sands Of Time”, “Teras” y “Empyreal”, tres de sus mejores temas que sirvieron para cerrar una actuación impecable.
VIERNES, 2
Aunque la fiesta de estreno pasó factura y desplazarse al recinto costó más de lo esperado, comenzamos los conciertos algo antes que el jueves con NOCTEM, que tuvieron que lidiar con el inconveniente de tocar a las cuatro y media de la tarde. Su tenebrosa estética se vio desmejorada por la luz del día y oscurecer la blanca carpa costó más de lo esperado, aunque su perturbador black/death y su impecable puesta en escena hicieron el resto y firmaron un espléndido concierto, del cual cabe destacar la altísima calidad técnica y la compenetración de la banda en conjunto.
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Seguidamente VITA IMANA se plantaron en el Monster para realizar un concierto magnífico, respaldados por sus fieles y totalmente entregados seguidores. Aunque el sonido no fue el mejor debido al fuerte viento, los madrileños, liderados por un incombustible Javier Cardoso, dieron rienda suelta a su rabia con temazos como “Gondwana”, “Romper Con Todo” o “Un Nuevo Sol”. No pararon de arengar a los allí presentes en ningún momento y gracias a ello lograron realizar el mayor wall of death del festival en “Paranoia”. “Quizás No Sea Nadie” puso el cierre a la actuación con Cardoso agachado entre el público antes de romper con el breakdown y desatar la locura final. Tras el salto de gigante que han dado con “Uluh”, esperamos con ansias el nuevo trabajo que publicarán este mismo otoño.
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Con apenas tiempo para descansar, vuelta al Jagermaister Stage para ver a AVULSED, única banda de death metal en el festival y, sin duda alguna, una de las mejores del mismo. Desde la majestuosa intro “Amidst The Macabre” y la bestial “Stabwound Orgasm” hasta las finales “Breaking Hymens” y “Exorcismo Vaginal”, aquello fue un no parar de energía, agresividad y brutalidad. Death metal de alta calidad, con un sonido que también pudo ser mejor especialmente en cuanto a la batería, ya que los blast beats apenas fueron audibles, aunque con otro de los frontman del día liderando la carnicería, David Rotten, que cautivó al público mediante sus gritos de caverna y acabó el concierto cantando por lo aires. La excesiva polvareda creada por los incesantes pogos fue la única pega a su aplastante actuación.
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Nuestro primer concierto en el Arnette no llegó hasta el segundo día con DAWN OF THE MAYA. De primeras la impresión fue la de un escenario decente, aunque con un sonido mejorable, que como pudimos comprobar durante el resto del día y parte del sábado, siguió dejando mucho que desear. A pesar de todo, los navarros ofrecieron una actuación más que digna, en la que cabe resaltar a su excelente baterista, que llevó las riendas del grupo mediante una perfecta ejecución. El público además estaba metido totalmente en la tónica del concierto, buena muestra de ello fueron los constantes karate pits y voces al unísono cantando sus pegadizos estribillos. Demostraron que el metalcore también puede hacerse con originalidad y se metieron en el bolsillo a más de uno que desconocía de ellos hasta entonces.
También en el Arnette se presentaron RISE OF THE NORTHSTAR, con su propuesta de hardcore fuertemente influenciada por el sonido neoyorquino de los noventa. Realizaron un show muy intenso y lleno de pits, en los cuales incluso se podía divisar a unas cuantas personas ataviadas con kimonos y señas de la mítica serie de animación Dragon Ball.
Tras un breve descanso para reponer fuerzas de cara a la recta final del día, EXODUS embistieron el Monster con sus mejores armas. Desde el comienzo con “The Ballad Of Leonard And Charles” y “Beyond The Pale” aquello fue un hervidero de circle pits y polvareda brutal. Siguieron con “Children Of A Worthless God” e “Iconoclasm”, que mantienen la esencia old school a pesar de ser canciones más recientes, aunque a la hora del directo, todo hay que decirlo, no funcionan igual de bien. Mucha gente esperaba impaciente los clásicos de los ochenta y estos no llegaron hasta la segunda mitad del concierto, cuando encadenaron nada más y nada menos que “A Lesson In Violence”, “Bonded By Blood”, “Toxic Waltz” y “Strike Of The Beast”, esta última con su ya habitual wall of death. Se despidieron por todo lo alto, aunque el mal sonido y su fugaz actuación nos dejaron con un sabor de boca agridulce.
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Y finalmente llegó la hora de SLAYER, que no dejaron títere con cabeza. “World Painted Blood” y “Disciple”, dos piezas recientes, fueron las encargadas de abrir el espectáculo con un excelente sonido desde el primer segundo, y tras esto el concierto se convirtió en un sinfín de himnos thrash. Si “War Ensamble”, “Mandatory Suicide”, “Altar Of Sacrifice”, “Jesus Saves”, “Chemical Warfare”, “Postmortem”… no son razón suficiente para perder la cabeza y hacer headbanging como un poseso, “Hallowed Point”, “Hell Awaits”, “Seasons In The Abyss” y “Dead Skin Mask” completaron un setlist de ensueño, de esos que recuerdas durante mucho tiempo.
Aunque ya son tradición, el punto negativo del concierto fueron los excesivos parones que realizaban entre canción y canción, con un Araya impertérrito, observando al público mientras el resto de la banda se ausentaba del escenario. El punto positivo, la formación actual que, al margen de todas las polémicas, es un tanque atronador gracias en gran parte al buen hacer de Paul Bostaph a las baquetas. Gary Holt también está totalmente inmerso en la banda y tanto su actitud como su manera de tocar son dignos de admiración, aunque tuvo problemas con su guitarra, que perdió el sonido en repetidas ocasiones.
El recuerdo al recientemente fallecido Jeff Hanneman fue inevitablemente otro de los mayores focos de atención, tanto en medio del concierto al mirar al lado izquierdo del escenario y añorar aquel rincón que cubría el mítico guitarrista, como ya en la recta final, cuando, tras despedirse con “Raining Blood”, el cuarteto volvió sobre las tablas con un telón de fondo en el que sobre el logotipo de Heineken se podía leer: “Angel Of Death – Hanneman – Still Reigning”. Sin duda el momento más épico y emocionante del festival.
“South Of Heaven” y “Angel Of Death” sirvieron para rematar la machada y evidenciar que SLAYER, aunque excesivamente basados en sus glorias pasadas, siguen siendo hoy en día una infernal máquina de relojería en cuanto al directo se refiere.
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SÁBADO, 3
Y casi sin darnos cuenta llegó el último día del festival, que comenzó con los thrashers EXODIA a la hora de comer. Los valencianos saltaron a por todas desde el comienzo con “No Rules, No Kisses” ante una carpa considerablemente poblada si tenemos en cuenta lo temprano de su actuación. La influencia del sonido Bay Area es más que evidente en cortes como “Ensure My Safety” o “Push The Bottom”, aunque siempre con su toque personal que hace de las canciones algo más que una simple réplica del estilo. Por último, si bien toda la banda se entregó a fondo y rindió a un alto nivel, cabe destacar la monstruosa actuación de Pablo Tello, con un sonido y ejecución fuera de serie.
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También en el Jägermeister, HORN OF THE RHINO ofrecieron uno de los conciertos más originales del día. Los de Bilbao deleitaron a los allí presentes con su particular doom, respaldado por una excelente voz melódica que servía como contrapunto a su densidad sonora. Las canciones del trío hipnotizaron a todos los espectadores y provocaron que no hubiera movimiento en las filas delanteras ni se levantara polvo, lo cual se agradeció mucho. Se despidieron entre acalorados vítores, buena muestra de la manera en que triunfaron.
Después RISE TO FALL saltaron al Monster para ofrecer uno de los conciertos más pobres de todo el festival. El sonido dejó mucho que desear, con las guitarras apenas audibles y un cantante que abusaba sobremanera de los coros programados para disimular lo justo que se encontraba vocalmente. Es verdad que son una banda muy rodada y ejecutan sus canciones sin fisuras, pero aquel no fue su día y dichos defectos eclipsaron su actuación completamente.
A continuación llegó una de las sorpresas del festival de la mano de DÍA DE LOS MUERTOS. Con chica al frente, los latinos se metieron al público en el bolsillo desde el comienzo y su actuación atronó el Jägermeister durante una sanguinaria media hora en la que demostraron ser una banda con muchas tablas. El batería y los guitarristas no paraban de “torturar” sus instrumentos con un sonido crudo y aplastante, definitivamente un grupo de directo al que no debes perder de vista.
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Seguidamente CRISIX pusieron el frente del Monster patas arriba. Realizaron un show corto, de tan solo cinco canciones, en el que primaron el espectáculo y la jugada les salió redonda. Además de los bestiales circle pits, el ya popular “football of death” en “Bring ‘Em To The Pit” o las maracas en “Brutal Gadget” fueron grandes momentos de su show. Aunque el mayor llegó al final con “Ultra Thrash”, cuando invitaron a Guillermo de Angelus Apatrida y Pla de Mutant Squad al escenario a cantar y cerrar el concierto de la mejor manera posible.
THIRTEEN BLED PROMISES fueron otra de las pocas bandas orientadas al death metal del festival, aunque el sonido no hizo justicia a su brutal actuación y el comienzo con “Five Levels Of Doom” y “Cannibal Childhood” se hizo incluso molesto. Su actitud, no obstante, fue muy enérgica y se plasmó en el entusiasmo de sus seguidores, que realizaron unos pogos muy salvajes, llenos de patadas y puños al aire, donde uno se tenía que andar con mucho cuidado si no quería hacerse una avería importante.
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Con la banda en medio del concierto, nos movimos al Jägermeister para presenciar otra de las actuaciones estelares del día. TOUNDRA deleitaron a los allí presentes con su música instrumental, llena de melodías ambientales y una ejecución impecable. Siempre estarán aquellos que no entenderán a una banda así en un festival de hardcore/metal, al no ser un grupo para saltar, gritar, volverte loco… y es que todo lo contrario, la música de los madrileños es para observar y disfrutar detenidamente, gozar de cada detalle y reconocer su mérito al final de cada pieza, como hicieron todos los congregados bajo la carpa. A la vuelta del festival nos enteramos de que acaban de fichar por Century Media, ¡enhorabuena!
Al salir de la carpa I KILLED THE PROM QUEEN ya se encontraban atronando el Monster con su estruendoso metalcore, con menos voces limpias de lo habitual para el género y breakdowns rompecuellos. Sembraron el caos entre el público, que nuevamente realizó mucho karate en el pit; incluso una barca hinchable voló entre el público, fiesta por todo lo alto.
Aunque los verdaderos triunfadores del día fueron KILLSWITCH ENGAGE, que con uno de los sonidos más nítidos del festival realizaron un show muy enérgico y compacto, totalmente en armonía con el público. La vuelta de Jesse Leach, cantante original de la banda, era uno de los alicientes de su concierto, al igual que la presencia a las baquetas de Jordan Mancino, baterista de As I Lay Dying que sustituye durante esta gira al recientemente lesionado Justin Foley. Ambos dieron a la banda un sonido superior, la compenetración fue absoluta, con la batería especialmente taladrando nuestros oídos cual tanque, aunque a fin de cuentas su carismático guitarrista Adam D. fue el mayor punto de atención, debido a sus saltos, gestos y peculiar forma de vestir. “This Is Absolution”, “My Curse”, “The End Of Heartache” o la final “My Last Serenade” fueron los cortes destacados de su actuación.
Tras semejante desgaste, el descanso para cenar e hidratarnos fue más que obligado, y aunque al comienzo del día las actuaciones de los míticos Black Flag y Bad Religion figuraban dentro de los planes, el cansancio y el encontrarnos con varios colegas hizo que escucháramos ambos de fondo y BIOHAZARD fuera la banda con la que despedimos el festival. Los de Brooklyn dejaron claro desde el principio que iban a levantar del suelo a todos los agotados espectadores y vaya si lo hicieron. Ofrecieron un show eléctrico con himnos de la vieja escuela como “Urban Discipline” o “Punishment”, sonando cual torbellino y desatando la locura en las filas delanteras. Era imposible permanecer ajeno a sus ritmos agresivos, inconformistas y llenos de rabia que hacían que saltaras inconscientemente, mientras los músicos hacían lo propio sobre las tablas. Su vocalista y guitarrista Billy Graziadei incluso se atrevió a saltar sobre el público y fue llevado en volandas de un lado para otro mientras seguía atronando su instrumento.
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Un final sobresaliente para un festival sobresaliente. Bravo por la organización, que se nota que piensa mucho en el público; no hay más que ver las comodidades ofrecidas tanto fuera como dentro del festival, además de la cercanía mostrada mediante las hoy en día imprescindibles redes sociales para cualquier asunto concerniente al evento, al igual que las encuestas para recibir las recomendaciones del público y, cómo no, la variedad de estilos en el cartel, que año tras año, esta creciendo exponencialmente. ¡Nos vemos el año que viene!
P.D. NO KARATE IN THE PIT
Texto: Mikel Yarza, Imanol Pastor
Fotos: Imanol Pastor (AlphaMoon fotografía)
Una de las mejores crónicas que he leído del Resu. Y de las más imparciales. Enhorabuena!