PAUL DI’ANNO. Crítica y Fotos

PAUL DI’ANNO Donostia

Concierto: Paul Di´Anno, Ever Dream.  Fecha: 2 noviembre 2011.  Lugar: Mogambo, Donostia.  Asistencia: Lleno, entradas agotadas.  Precio: 10 euros.

Llegó Paul Di´Anno y se petó Mogambo. Se merecía la sala de Bidebieta/Trintxerpe una noche como esta. Es el garito donostiarra más activo y comprometido con la música en directo, pese a que a menudo el público apenas responda a su programación.

Esta vez sí, la sombra Iron Maiden bastó y sobró para agotar las entradas (a un precio muy económico, por cierto) y dejar a mucha gente fuera de la sala. Dentro, ambiente expectante y calor de ultratumba.

A los que hace un tiempo que no nos pasábamos por allí, nos pareció un Mogambo mejorado; su pequeño escenario mejor iluminado y sonorizado, y en general, la sala bien cuidada y pintada. Siguen allí, afortunadamente, las cientos de pegatinas que adornan columnas y demás, ese encanto underground que siempre ha caracterizado al Mogambo, además de sus excelentes precios de barra.

Evidentemente fue una noche incomoda para los casi 300 que llenamos a reventar el local; aquello es lo que es, se queda muy pequeño para grupos como este.

A favor, el ambiente y comunicación que se logra en los conciertos íntimos, de club.

Abrieron los leoneses Ever Dream, quinteto de metal melódico con chica al frente. Voluntariosos y algo verdes aún, presentaron material propio y versiones, con desigual fortuna, de grupos tan dispares como Mötley Crüe, Jimi Hendrix y Metallica.

La espera para Paul Di’Anno se hizo eterna en aquel horno humano en el que se convirtió Mogambo, así que cuando salió su banda atacando la instrumental “The Ides Of March”, los ánimos se encendieron al instante. Pronto quedó claro que el bolo no daría mucho de sí: fue ver salir al líder, que necesitó la ayuda de dos personas para subir a un escenario que apenas es un escalón, para darse cuenta que Paul Di´Anno ya no está para estos trotes. El hombre casi no se puede ni mover. Gordo, aparentando más años de los que tiene y con una imagen de hooligan total, con tatuajes hasta en su rapado cráneo, Di´Anno se asfixió para el segundo tema. La audiencia se lo puso fácil, cantando emocionada clásicos de los dos primeros discos de los Iron como “Wrathchild”, “Prowler” o “Murders in the Rue Morgue”. La banda se limitó a cumplir, pero no hacía falta más para que aquello fuera una fiesta. Apenas hubo 4 temas ajenos a su pasado Maiden, evidenciando que el otrora flacucho frontman vive de rentas, sin importarle que hayan pasado 30 años desde que le botaran del barco Maiden. Quién sabe, quizás por eso su amplia camiseta lucía el numero 81. Según avanzaba el bolo, Di ´Anno, inmóvil, sufría cada vez más. La gente coreaba “Remenber tomorrow”, explotaba con “Killers”, hasta que a mitad de “Phantom of the Opera” el cantante dijo basta y ayudado por hasta tres personas se metió como pudo en el camerino. Subió alguien de producción a contarnos que Di´Anno no podía más y que acabaría el bolo cantando sentado allí dentro. Surrealista. Y así sonó el himno “Runing Free”, sin cantante en el escenario y sin que el tipo se despidiera siquiera de su público, que se lo perdonó todo. Una hora de concierto. Lo alucinante es que estando así, se meta en plena gira hasta 10 conciertos consecutivos. La gente no le olvida, pero si esto no es arrastrarse por los escenarios, poco le falta. Cuídate, Paul.

Texto: Aitor Zubizarreta

Fotos: Iñigo Malvido