Hacía demasiados años que el velódromo de Anoeta no acogía un festival metálico como el del viernes y a las puertas no costaba escuchar comentarios tipo ¡ya era hora! o ¡como en los viejos tiempos! Ciertamente, el cartel retrotraía a tiempos pasados con tres grupos de vieja guardia y amplio recorrido. Bandas asentadas, con sonido propio y muy diferentes entre si, que convocaron un entradón.
Abrieron unos pocos minutos antes de la hora los yanquis Testament. Su thrash es excesivamente radical y underground como para enganchar a las masas, pero pese a ello se encontraron ya con un velódromo que ofrecía un magnifico aspecto. Sonaron atronadores, exprimieron sus 45 minutos de actuación y con trallazos como New Order, More Than Meets The Eye, 3 Days In Darkness o Practice What You Preach pasaron sobre el respetable como uno de esos vendavales que nos han azotado este invierno.
El volumen siguió siendo despiadado cuando los también norteamericanos Megadeth salieron puntuales a escena con Sleepwalker. Los chicos del boss Dave Mustaine, por el que no parecen pasar los años, atacaron un set sin concesiones, serio y personal. Salvo la coreada y más relajada A Tout Le Monde, su hora de concierto fue una cascada de solos, una sucesión constante de largos y punzantes desarrollos instrumentales thrash, en lo que son únicos. Llevan un tiempo optando por su repertorio menos comercial y las Wake Up Dead, She Wolf, In My Darkest Hour, Hangar 18 o la clásica Peace Sells no dejan títere con cabeza. Fulminantes.
Tras el doble aperitivo thrash, llegó el espectáculo y la fiesta heavy, mucho más participativa, con los himnos de los british Judas Priest. Clavaron el montaje y repertorio de su concierto del pasado año en el Kobetasonik bilbaíno, pero igualmente, lo mejoraron en todo. Sonaron más contundentes y con menos pausas, Rob Halford esta en mejor forma vocal y sobre todo física, y el show lució más en un recinto como Anoeta. La puesta en escena, sobresaliente. Colorista, con vistosos decorados, telones de fondo al estilo Maiden y plataformas elevadoras por las que aparece y desaparece Halford, que vistió un sinfín de chupas y abrigos. El repertorio, constante, pese a no ser para nada un grandes éxitos. La nueva y muy bien recibida Prophecy inició la ceremonia, en la que recuperan temas poco habituales como Eat Me Alive, Devil´s Child, Hell Patrol, Dissident Aggressor o Rock Hard Ride Free. Halford canta la nueva y muy Black Sabbath Death desde un trono y la rabiosa y directa Breaking The Law pone Anoeta a mil, lo mismo que Electric Eye o la hipnótica Sinner, con KK Downing y Glenn Tipton maltratando sus guitarras. Painkiller cierra la primera parte a todo gas y el bis arranca igual, con el vocalista apareciendo por el portón habilitado bajo la batería sobre su eterna moto en Hell Bent For Leather. Tras The Green Manalishi y el número de Halford haciendo cantar a la marea humana, totalmente prescindible y largo, el agur con You´ve Got Another Thing Coming. En su exitosa sexta visita a Donostia, Judas demostraron seguir siendo tan profesionales, duros y adictivos como siempre. Por algo son ya 35 años paseando heavy, cuero y tachuelas por todo el mundo.
Fecha: 13-3-2009. Lugar: Velódromo de Anoeta, Donostia. Interpretes: Testament, Megadeth, Judas Priest. Asistencia: unas 6.000 personas. Precio: 52,50€