La leyenda maldita Guns N´Roses ya tiene su capitulo donostiarra: dos horas de retraso en la apertura de puertas del velódromo por lo tarde que llegó el montaje escénico. Para colmo, la lluvia, torrencial por momentos, fue incesante durante toda la tarde noche, con lo que la espera se hizo especialmente dura y desagradable. Después, afortunadamente, los horarios fueron más ágiles, y ni siquiera los Guns se hicieron esperar demasiado, apenas un cuarto de hora tras el cambio de backline.
Cuando el rockstar rubiales Sebastian Bach saltó a escena el grueso del público estaba ya dentro, en una asistencia que no pasó de correcta. Los que se quejan de que no vienen grupos importantes se debieron quedar en casa.
Con una planta aún estupenda, Bach atacó furioso una hora de vigoroso heavy rock, que, sorpresivamente, no levantó a una audiencia tremendamente fría. ¿No era acaso su público? ¿La gente no se entrega como antes en este tipo de conciertos?
Y no se podrá decir que el ex vocalista de Skid Row ahorrase energías. Lo dio todo. Insistió en lo especial e importante que era parar él este concierto y sacó jugo a la coincidencia de su nombre y el de nuestra ciudad. Estaba feliz. Destacaron cortes de su ex banda como la apertura Slave to the Grind, la dulce I Remenber You, Monkey Business, el cierre Youth Gone Wild o algún tema propio como la machacona American Metalheads. Poderoso.
Con los yanquis Guns N´ Roses llegó el espectáculo. Presidido por una gran pantalla central que alternaba videos y tomas en directo, el show resulta vistoso y colorista, con mucha pirotecnia, desde explosiones a llamaradas. Todo muy USA. Siete músicos acompañan a la estrella Axl Rose en estos nuevos GNR. Un equipo compacto en el que brillan los tres guitarristas. Musicalmente, el repertorio esta cambiando a lo largo de la gira. O mejor dicho, esta creciendo. En Donostia sonó todo lo que tocaban un mes atrás, más otros seis temas. Los del nuevo disco han pasado de cinco a ocho. Valiente. Los clásicos, prácticamente todos. Incluida una Don´t Cry que antes no entraba en el set list. En total ¡2 horas y 45 minutos de concierto! y muchos bloques diferenciados. Salida en tromba con Chinese Democracy, Welcome To The Jungle, It´s So Easy y Mr. Brownstone. Después, comienzan las intros y solos entre canciones, para que el jefe Axl, que cantó y se movió bien, descanse o se cambie de camisa, chaqueta, sombrero o lo que sea. Es el lastre del concierto, porque en la segunda mitad no hubo dos temas seguidos sin pausa casi nunca. ¿Pero quien aguanta casi tres horas sin estructurar así el set? Con el repertorio nuevo (Sorry, Shackler´s Revenge, This I Love, Street of Dreams, Better, IRS, Madagascar), hubo mas relax y hasta bajón, para remontar de nuevo con grandes clásicos rock como Roquet Queen, You Could Be Mine, Sweet Child O´Mine, November Rain, con Axl al piano de cola, la coreada Knockin´On The Heavens Door o Nightrain. Entre las muchas versiones, fueron novedad las cañeras Nice Boys (Rose Tatoo) y una genial Whole Lotta Rosie (AC/DC), ya en el bis. Quedaba el cierre, espectacular, con Paradise City. Lluvia de confeti y el escenario envuelto en mil trucos y colores. Al final, el jefe lanzó al público el micro y hasta un anillo. Guiño final en un concierto sólido, aunque de subidas y bajadas, según brillaba la estrella Axl.
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