EXTREMODURO. Donostia Arena 2016. 5 de Julio de 2014
Asistencia: casi 5000 personas. Precio: 30 euros.
Tras más de 25 años de trayectoria Robe Iniesta puede darse por satisfecho; Extremoduro es una banda de largo recorrido, asentada, y que ha sabido crecer y mantenerse en lo más alto sin concesión alguna. No salen en TV, no suenan en las radios, entrevistas, las justas, y grabar videoclips no va con ellos. Y los Festivales, ni en pintura.
Con todo eso, Extremo es el grupo más exitoso en la historia del rock duro estatal. Y llevan ya camino de 20 años girando sólo por grandes recintos y sin flojear. Unos números imbatibles. Lo han conseguido a su manera,
marcando ellos los tempos, y desde luego con libertad creativa total, sin repetirse por mucho que el rock crudo y callejero sea su seña de identidad. En Donostia fueron unos fijos en el velódromo, recinto por el que pasaron en cuatro giras consecutivas, pero llevaban diez años sin venir. Era por tanto su estreno en Ilunbe, y aunque no hubo lleno, la entrada fue notable. Con la cubierta de la plaza enteramente abierta y buen sonido al menos desde la parte central de la grada, Extremoduro presentaron una puesta en escena espectacular, con un inmenso escenario con rampas, escaleras y un montaje muy industrial cosido a base de paredes de containers. El inicio, simulando que la banda aparecía precisamente de un enorme container que bajó desde las alturas, fue también altamente vistoso.
Qué el grupo hace lo que quiere queda reflejado desde el minuto uno, arrancando con una versión instrumental de “Extraterrestre”. Sonido atronador y dos músicos de apoyo a los coros, guitarra, percusión y teclados para cubrir todos los recovecos del complejo mundo sonoro de Extremoduro en muchos de sus CDs, lejos ya del rock mucho más básico de sus primeros discos. Dulces o extremos. La banda muy rodada, con la batería de Cantera deslumbrando. Bestial. “La vereda de la puerta de atrás” y “Golfa” fueron los temas que pusieron Ilunbe en ebullición en la primera parte del show, en el que presentaron una composición nueva (“La rana”) que sonó a gran tema, y en el que dieron cancha a 3 fragmentos de “La Ley Innata”, su álbum más difícil y que enfrió a los no muy seguidores. Tras el descanso, una segunda parte centrada más en clásicos y su último CD, pero prácticamente dejando de lado su primera etapa. “Prometeo” y “Jesucristo García” como salida a bocajarro, alternado después la rotundidad de la inmensa “Puta”, o las nuevas “Mi voluntad” y “Qué borde era mi valle”, con piezas más accesibles como “Standby” o la exitosa pero ya algo cansina “Salir”. “Autorretrato” y su desparrame instrumental es un disfrute y el agur llega con “Ama y ensancha el alma”. La nueva “El camino de las utopías” hace de valiente bis. Robe se despide y como siempre deja a su banda comandada por el enorme Iñaki “Uoho” para que se explaye metiendo ruido al ritmo del “Rockin ́ All Over The World”. Que el grupo suene tan sólido y trabajado hace tiempo que dejó de ser noticia.
Texto: Aitor Zubizarreta
Fotos: Iñigo Malvido
EXTREMODURO |
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