DEF CON DOS
Fecha: 20-8-2005. Interpretes: Def Con Dos. Lugar: Sagües. Asistencia: 3/4 de aforo.
Como en los fuegos artificiales cada noche, la programación de conciertos de Sagües se cerró el sábado con una traca final ruidosa, en la, por otra parte, única sesión de rock duro de toda la semana en el escenario musical principal de la Aste Nagusia donostiarra. La descarga, como ha solido suceder en años anteriores con Ska-P o Reincidentes, sirvió además para contentar también al sector ideológicamente más revolucionario, más radical.
Con Def Con Dos se cumplen ampliamente ambas premisas. Son efectivamente una propuesta musical dura, que bebe principalmente del rap y el metal, pero también del punk, hardcore y hip hop. Y en el mensaje, más de lo mismo. Estrofas llenas de ironía, de cachondeo, y cargas de profundidad contra todos los sectores y estamentos de la sociedad bienpensante, denunciando todo lo denunciable.
Porque nada ha cambiado efectivamente en el planeta Def en esta segunda etapa. En los 90 rompieron moldes en la escena estatal, y tras un parón de cuatro años, los madrileños han regresado con las pilas cargadas y un punzante nuevo CD con su habitual y añorada mala leche que intenta hacer pensar al personal.
En su concierto grosero (nunca mejor dicho), ante una audiencia considerable, el sexteto se sintió cómodo. Con tres cantantes botando sin parar se llena cualquier escenario, por grande que sea. Asi que el equipo de charlatanes integrado por Strawberry, Peón Kutz y Juanito Sangre se pateó de lado a lado el tablado con ganas. Para solidificar tanto desparrame, la seriedad de Kiki Tornado aporreando los tambores de guerra, Manolo Tejeringo guitarreando y J. Al Andalus luciéndose al bajo, todos también muy activos en escena y compenetrados como la patrulla agitadora y rockera que son. Costó sin embargo algo más que ese dinamismo se contagiara a un público distante al principio (salvo contadas excepciones, en los conciertos gratuitos el ambiente es más disperso y decae respecto a los bolos de pago), pero que terminaría mucho más participativo. El repertorio desde luego no tuvo altibajos, aunque quizá en temas puntuales se pudo echar en falta una segunda guitarra. Pero el show aguanta bien, tanto cuando atacan nuevos temas como Recargando, Mundo chungo, Demasiado humano, No me han invitado o No al mas allá, como cuando dan chance al repertorio clásico, que contempló lógicamente los dos temas que grabaron para sendas películas de Alex de la Iglesia y que tanto significaron en el devenir del grupo, Acción mutante y El día de bestia, que definitivamente soliviantaron al personal, junto a proclamas feministas tipo Ellas denunciaron o Agrupación de mujeres violentas, antirreligiosas como Trabajando para Dios, esa cura de humildad rockera que viene a ser Muertos del rock o las cachondas La culpa de todo la tiene Yoko Ono, El coche no o Pánico a una muerte ridícula.
Con el ideólogo mayor Strawberry pidiendo que les cantáramos aquello de “hijos de p…” si queríamos algún bis, y, efectivamente, la peña siempre tan atenta en estos detalles acordándose de sus familias, se llego a la txanpa final con la gamberra y coreada Tuno bueno el tuno muerto, más la acelerada y bélica Mineros locos (armas pal pueblo). Parecía que todo había ya acabado, cuando, tras varios minutos con la música de ambiente sonando y riadas de gente enfilando a la Parte Vieja, DCD decidieron por sorpresa volver a escena y disparar tres o cuatro pildorazos más a modo de agur definitivo. Enrollados.
Texto: AITOR ZUBIZARRETA