Casi cinco años han pasado desde que Dover tocara el cielo con su superventas Devil Came To Me. Un álbum, que, contra todo pronostico, colocó al cuarteto madrileño en lo más alto del mercado rockero estatal, convirtiéndoles, de la noche a la mañana, en el grupo de moda apto para todo tipo de públicos.
Dos discos después, Dover mantiene el tirón, los premios y las altas ventas, pero sin el “boom” de antaño; si hace prácticamente cuatro años el grupo de las hermanas Llanos dio el pelotazo reventando el mismísimo Velódromo de Anoeta con 8.000 personas, esta vez, en la vecina Irún, congregó medio aforo.
Quizás han perdido a parte del público, pero desde luego han enganchado a los más jovencitos, porque la media de edad en la pista era de las de discoteca sin alcohol, con abrumadora mayoría de niñas entre las cuadrillas de adolescentes que revoloteaban alegremente, como si aquello fuera una fiesta de fin de curso.
Como aperitivo, la presencia de Komando Tripontxi, combo local que tras ocho años de andadura poco conocida se despedía en este concierto. No ha sido la de los tripones irundarras una carrera excesivamente afortunada, como tampoco lo fue su descarga del jueves, repleta de parones y en consecuencia sin ritmo. Tampoco su punk anarkista con ramalazos grind core era lo más idóneo para la chavalería que tenían delante. Un agur un tanto triste.
La de Dover fue una descarga extraña, sin calor, mecánica, y sobre todo sin la frescura y el nervio que el grupo expulsaba a borbotones hace unos años (Anoeta -enero 98-, Aste Nagusia de Donostia -2000-). Quizá no fue su mejor día, pero Dover no dio la sensación de meterse de lleno en el concierto. Es más, su vocalista Cristina pareció cansina y en baja forma física, sin los arrebatos escénicos de los que hacía gala no hace demasiado.
Hubo muchísimo material de su cuarto y nuevo CD, desde la inicial My Secret People a King George, pasando por su último single The Weak Hour Of The Rooster. Pero fueron los temas clásicos los que desataron la pasión; Devil Came To Me no tardó en sonar y aquello parecía un instituto femenino coreando al unísono su himno de guerra. Flashback, Rain Of The Times o The Hitter exprimen la formula Dover: rock guitarrero básico y estribillo melódico. Serenade es recibida con grititos histéricos y todo el recinto bota acompañando D.J y Cherry Lee. La fiesta concluye con un contundente bis de cuatro temas bien rematado con Loli Jackson. Y a casita, que los aitas esperaban impacientes.
Fecha: 6-XII-2001. Lugar: Polideportivo Artaleku, Irún. Interpretes: Komando Tripontxi, Dover. Asistencia: unas 1.500 personas.
Texto: Aitor Zubizarreta