THE FLESHTONES . 4 febrero 2018. Le Bukowski. Casi lleno.
Les llaman “Los Fiestones” y no es de extrañar. Un concierto del veteranísimo cuarteto de Nueva York, en activo desde 1976, es el mejor antídoto contra el aburrimiento y el mal rollo. Si además el bolo tiene lugar en Le Bukowski, el club de conciertos más emblemático de Donostia, pero con una programación bajo mínimos en los últimos meses por falta de licencias y zancadillas varias (o falta de ayudas al menos), la cita resultaba casi obligatoria.
Volver a disfrutar de música en directo en el garito de Egia fue un pequeño placer, que ya saben, son siempre los mejores. ¿De verdad no es posible encontrar una solución, respetando horarios y el descanso de los vecinos, y que el ayuntamiento colabore (como en Barcelona, por ejemplo) y de salida a una sala que ha aportado durante más de 30 años un valor cultural incalculable a la ciudad? Pues parece que no. Ojalá The Fleshtones no haya sido el último grupo en pisar Le Bukowski.
El domingo, un día fantástico para ver un concierto en cuanto te quitas de encima la pegajosa pereza del fin de finde, unas 130 personas desafiaron al frío y la lluvia y llenaron el Bukos para ver a Fleshtones, el eterno grupo de la fiesta, el desenfreno y el guateque. Da igual que sean sesentones, no importa que su música sea un tanto básica, es irrelevante el tipo de sala en la que actúen, al final, cuando termina el bolo y los protagonistas marchan empapados en sudor, te han vuelto a ganar para la causa. Su simpatía, poses, saltos, bromas, gestos y coreografías terminan por enganchar hasta al más escéptico. Y la música no desmerece, claro. Liderados por los miembros fundadores Peter Zaremba (voz, armónica, teclados) y Keith Streng (guitarra), 63 y 62 años respectivamente, Fleshtones rockearon y nos hicieron disfrutar y sonreír durante unos 70 minutos de pletórico concierto a base de rock y diversión.
“Mucho talento” y “Demasiado talento” fueron las frases de la noche. Repetidas una y mil veces en simpático castellano por el frontman Zaremba, se refería tanto a la banda como al público, que fué participe de la fiesta en todo momento. Se repiten los números (el de girar todos sobre si mismos, brazos arriba, palmas, hacer agachar a la audiencia, mástiles al cielo cual enérgicas rock stars,…) pero no importó, tampoco un sonido un tanto sucio; “Back to School”, “Remember the Ramones”, “Ama como un hombre”, con Zaremba de paseo entre el público, recibiendo incluso un “masaje” de un fan, “I Surrender”, “American Beat” o “I was a Teenage Zombie” fueron momentos estelares cantados por todos (excelentes coros por cierto) para un grupo todavía en buena forma y que airea sus flequillos y canciones con dignidad y legitimidad, algo que no debe resultar sencillo cuando bordeas la edad de jubilación y tu propuesta se asemeja a una fiesta universitaria. Pero lo consiguen.
Antes, Oskar Benas Instro Combo (OBIC), en formato trío instrumental, resultó un excelente, atrevido y valiente aperitivo, apropiado para abrir la velada, con mucho buen gusto… ¡y talento también!Y por cierto, sonaron mejor que los Fleshtones.
Texto: Aitor Zubizarreta