AT THE GATES
Fecha: 7 de marzo de 2015 Lugar: Sala Santana, Bilbao Asistencia: 600 personas Precio: 24/26€
19 años después de su última visita a Bilbao y su posterior separación, los maestros del death metal melódico AT THE GATES volvían a la capital vizcaína como parte del Route Resurrection Fest, una serie de conciertos que la organización del festival gallego está llevando a cabo como aperitivo del plato gordo de tres días en Viveiro en julio. El cartel resultaba atractivo ya que, además de ver a la legendaria banda sueca presentando su obra de retorno, “At War With Reality”, incluía a grupos nacionales de recorrido como Wormed y Sound of Silence.
Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo de la organización en la sala que, una vez más, gestionó la entrada al recinto de forma pésima, posibilitando el acceso mediante una única puerta tanto a las personas que ya tenían su entrada como a las que se disponían a comprarla en taquilla, lo cual provocó largas colas y desesperación entre los asistentes, al percibir que el espectáculo ya había arrancado. Para colmo, y a pesar de haber recibido la confirmación vía mail, la lista de acreditados estaba plagada de errores, con varios nombres ausentes, debido a lo cual hubo incluso quien tuvo que pagar su entrada. No fue nuestro caso, pero siguen siendo lamentables, tanto el aire de repugnancia y desprecio transmitido por el señor en taquilla ante semejante situación, como la falta de seriedad de la organización del evento para asegurar que todos los medios acreditados figuraran en la lista.
Resultó frustrante observar que, al entrar a la sala, SOUND OF SILENCE ya estaban concluyendo su actuación, siendo “La Resurrección de las Diez Almas” y “Una Lápida sin Cementerio” los únicos cortes que presenciamos. A pesar de no disponer del tiempo suficiente para entrar en calor, podía apreciarse la presencia predominante del bajo y el bombo, este último de forma excesiva, mientras que las guitarras se entendían pero no cuajaban del todo en el conjunto. Aunque no tenga mucho sentido juzgar un concierto tomando en cuenta solamente su final, la sensación de falta de empaste entre los instrumentos fue la predominante en ambas canciones.
En este sentido, los madrileños WORMED mostraron una mejoría considerable desde el inicio. Aunque el death metal técnico suele ser uno de los estilos más complicados de sonorizar con claridad, su brutalidad se vio compensada por un sonido no tan atronador pero equilibrado, lo que posibilitó que el respetable pudiera disfrutar de la impecable precisión ejecutiva de la banda en conjunto. Basaron el repertorio en su obra más reciente, “Exodromos”, y demostraron por qué es tan aclamada a nivel internacional su combinación de blast beats incesantes, pig squeals perturbadores y la complejidad rítmica elaborada mediante inteligentes silencios en temas como “Spactime Ekleipsis Vorticity” o “Teutochron”. El volumen de la guitarra de Migueloud disminuyó y restó contundencia a las canciones en la segunda parte de su actuación, aunque esto no impidió que la banda siguiera sonando cual apisonadora. Ante una sala cada vez más poblada, ofrecieron un show corto pero tan intenso que para cuando nos dimos cuenta se estaban despidiendo del tablado con el aplastante riff final de “Techkinox Wormhole”.
Y llegó la hora que todos esperaban. Bajo las siniestras luces rojas, dos telones con las manos que conforman la portada de “At War With Reality” ambientaban el escenario en el que AT THE GATES iba a hacer vibrar a la parroquia metalera. Fueron recibidos entre vítores desde el arranque con “Death and the Labyrinth”, que aporta frescura al estilo de la banda al mismo tiempo que rememora el inconfundible sonido elaborado en clásicos eternos como “Slaughter of the Soul” y “Cold”, que fueron precisamente las siguientes en sonar, en todo su esplendor, desatando el jolgorio en las filas delanteras.
El sonido fue grandioso, especialmente en el primer tramo del concierto, donde primaron himnos como “Terminal Spirit Disease”, “Raped By the Light of Christ” y “Under A Serpent Sun”, aunque sin dejar de lado su nuevo y poderoso material. Abandonaron el escenario por primera vez mientras la épica “City of Mirrors” daba paso por los altavoces al segundo acto del show, tramo en el que el público se sumergió definitivamente en la dinámica del concierto. En joyas como “Suicide Nation” y “Nausea”, Tomas Lindberg buscó repetidamente la interacción con los asistentes, los cuales respondieron mediante entusiasmados gritos y headbangings al ritmo de la música.
La emotiva “The Circular Ruins” y la siempre memorable “World of Lies” protagonizaron otro de los puntos álgidos de la velada, aunque desgraciadamente el sonido perdió el equilibrio en este mismo pasaje, con la omnipresencia de Anders Björler en detrimento de las, por momentos, difusas guitarras de Martin Larsson. Esto fue especialmente notorio en el prácticamente inaudible doblaje de melodías de “The Book Of Sand (The Abomination)”, con la cual se despidieron del público, aunque de allí no se movió nadie, ya que todos sabían lo que estaba por venir.
Si algún asistente todavía no se había dado por satisfecho, seguro que quedó cautivado mediante la instantáneamente reconocible intro de la emblemática “Blinded By Fear”, que hizo disfrutar a todos los allí presentes, cabeceando los intensos riffs iniciales y coreando después las memorables melodías de guitarra. El fervor aumento aún más cuando los de Gotemburgo atacaron con “Kingdom Gone”, reliquia que gana enteros en directo y que hizo las delicias de los seguidores más veteranos. Sorprendió que pusieran el broche final con un tema del último trabajo, aunque, en términos de emotividad, “The Night Eternal” no tiene nada que envidiar al material añejo. Es más, dicho cierre, con los miembros de la banda abandonando el escenario progresivamente, al igual que la música, fue un gesto atrevido que reafirma la creencia y compromiso de los cinco componentes hacia lo que es AT THE GATES en pleno 2015.
Aunque en ningún momento lograron establecer un sentimiento de éxtasis y simbiosis total con el público, debido en parte a la actitud estática que ellos mismos transmitieron sobre el escenario, los suecos demostraron por qué, dos décadas después de su álbum definitorio, siguen siendo un referente mundial del death metal melódico, deleitándonos con una actuación impecable y muy profesional. ¡Esperamos que no pasen otros 19 años hasta la próxima visita!
Texto: Mikel Yarza
Fotos: Unai Endemaño