RESURRECTION FEST 2014. Crónica y fotos

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RESURRECTION FEST – 2014 – 31 de julio/2 de agosto

Llego el final de julio y por segundo año consecutivo nos trasladamos a tierras gallegas para disfrutar de tres días de música y fiesta. Esta vez el RESURRECTION FEST presentaba un cartel más atractivo que nunca, por lo que la expectación era máxima.

Antes de entrar a comentar lo puramente musical, cabe destacar otros puntos fuertes del festival. El camping gratuito bajo una inmensa arboleda es uno de ellos, a años luz de los tediosos descampados a los que nos tienen acostumbrados la mayoría de festivales grandes. Además, la playa y el pueblo se encuentran al lado, tanto con duchas, bares como supermercados, lo cual abre un amplio abanico de posibilidades para que los asistentes a Viveiro puedan disfrutar de las mañanas como les plazca.

JUEVES, 31

El festival comenzó más tarde de lo esperado debido a la inmensa cola que había en las taquillas para recoger las acreditaciones. Es inexplicable que pongan en una única ventanilla los pases VIP, prensa, invitados y las entradas especiales para los habitantes de Viveiro. La confusión era constante, muchas personas no se aclaraban de donde debían recoger su pase y, para colmo, los encargados de las taquillas tampoco ayudaban con sus frecuentemente inadecuadas explicaciones.

Una hora malgastada y dos conciertos perdidos, Hyde Abbey al completo y CHILDRAIN casi, ya que llegamos al final y por lo menos pudimos gozar de “Awakening” e “In Defiance Of”. Los gasteiztarras se encontraban descargando ante un público entregado, que no paraba de realizar circle pits y saltar al ritmo de sus enérgicos riffs y breakdowns. El sonido pudo ser mejor, aunque el gran ambiente fue lo que se impuso en el poco tiempo que pudimos verles.

Seguidamente tocaba visitar por primera vez el escenario principal, donde MUTANT SQUAD arrancó con “Overdose” y un mal sonido general, la guitarra de Pla no atronaban como debería, el bombo sonaba en exceso y el bajo era inaudible. Resulta entendible si tomamos en cuenta que era la primera banda del festival en pisar el Main Stage, pero fue una pena, ya que provocó que temazos como “Rage Of Ohms”, “Remember” o “Mutants Will Rise” quedaran totalmente eclipsados. Habrá que esperar a verles en mejores condiciones.

Después del éxito del año pasado, el concierto de Rise Of The Northstar prometía ser muy vibrante, pero aproveché para visitar la zona de prensa y familiarizarme con el recinto en general. Pocos cambios desde el año pasado, aunque acertados, especialmente el de aumentar el tamaño del antiguo Arnette, escenario centrado en el hardcore y ahora llamado Chaos Stage, al igual que distanciar la carpa, dirigida a sonidos más metálicos y renombrada como Ritual Stage, para que el público, cada vez más afluente, pueda circular sin problemas de un lado para otro. No obstante, el que disminuyó su espacio fue el Main Stage ya que, junto a la mesa de sonido, también colocaron una torre contigua, como zona de firmas Monster, lo cual redujo el espacio entre escenario y mesa de sonido y, consecuentemente, provocó que los moshes y circle pits fueran mucho más pequeños.

Tras esto, era el turno de volver al Ritual Stage para ver a COBRA, que gozaron de un sonido mucho más claro y empastado. Combinaron temas de sus dos largas duraciones como “General Lee”, “Winchester” o “Ground Zero” y su gran puesta en escena e impecable ejecución hicieron el resto. Las ikurriñas denotaban la afluencia vasca frente al escenario y la interacción entre banda y público fue constante, especialmente en las coreables melodías de “Rebel Scum” y el triunfal final con “Life Is Too Short To Drive Slowly”, cuando su vocalista Haritz bajó a la valla de seguridad para cantar arropado entre sus seguidores.

Si el stoner caló hondo en la carpa, lo que presenciamos en el principal de la mano de RED FANG fue un paso más allá. Los de Portland gozaron de un sonido excelente desde el principio y pusieron aquello patas arriba mediante himnos como la inicial “DOEN”, “Blood Like Cream” e “Into The Eye”. Los relevos a las voces entre bajista y guitarrista fueron la tónica dominante durante el concierto, además de la sorprendentemente nula interacción con el público entre canción y canción. Apenas intercambiaron palabras, ni falta que les hizo, ya que lograron hacer vibrar como nadie a todos los allí presentes mediante su espléndida actuación; se nota que están en plena forma. La apoteosis final llegó de la mano de “Prehistoric Dog”, que desató la locura y puso al respetable a saltar sin parar. Final perfecto a una de las mejores actuaciones de todo el festival.

Poco después, los veteranos CROWBAR saltaron sobre las tablas a mostrar su propuesta de pesadez extrema mediante “Conquering”, “New Dawn”, “The Lasting Dose” o la más reciente “Walk With Knowledge Wisely”. El cuarteto liderado por Kirk Windstein sigue manteniendo el tipo tras 25 años de carretera y, a pesar de no ofrecer un show tan intenso como los pletóricos Red Fang, hicieron disfrutar mediante la combinación de riffs mastodónticos y épicas melodías de guitarras dobladas. El punto negativo fue el excesivo sonido del bajo, que atronaba sobremanera e incomodaba por momentos, aunque el final con la emotiva “Planets Collide” dejó a los oyentes satisfechos.

Uno de los conciertos más llamativos al tratarse de una banda que, a pesar de ser inmensamente popular, introducía un estilo relativamente nuevo en el festival fue el de AMON AMARTH. Desde el primer segundo de actuación, sus hordas de fans coreaban las memorables melodías, aunque tardaron demasiado en ofrecer el primer clásico, “Asator”, lo cual redujo el entusiasmo de gran parte de la audiencia. A pesar de todo, esto no fue lo peor, sino el horrible sonido, con las guitarras inaudibles siempre que introducían partes rápidas de doble bombo. Intentaron levantar los ánimos con “Guardians Of Asgaard”, “Cry Of The Black Birds” y “Twilight Of The Thunder God”, liderados por su inmenso frontman Johan Hegg, pero el sonido impidió que pudiéramos disfrutar de su descarga. Sin duda, los técnicos en la mesa no estuvieron a la altura de la emotividad compositiva de los suecos.

Y para resarcirnos de semejante decepción, qué mejor que otro de los conciertos que quedará grabado como la cúspide de esta novena edición. Los alemanes THE OCEAN traspasaron las cada vez más frecuentes barreras estilísticas en el metal, transportándonos con una facilidad pasmosa de ambientaciones apacibles a los riffs más técnicos y enrevesados. Todo ello con una gran iluminación, muy en acorde con su propuesta y un sonido aceptable, que nos sumergió en las profundidades del océano con la ejecución al completo de su último trabajo, “Pelagial”. Fue un show diferente, para observar y escuchar sin moshes ni saltos de motivación, pero todo un deleite para los sentidos.

Sin tomar descanso alguno llegaba el turno de ver a ARCHITECTS, que salieron a por todas desde el principio con “Gravedigger” y “C.A.N.C.E.R.”. No obstante, el sonido pudo ser mucho mejor y Sam Carter también estuvo un poco justo a las voces limpias. Aun así, esto no impidió que la banda se vaciara y el público respondiera con igual furor al ritmo de sus bestiales breakdowns. “These Colors Don’t Run” y la posterior ovación fueron un digno final a su actuación.

Y por fin llegaba el momento del cabeza de cartel. Los históricos MEGADETH, que últimamente han desvirtuado su legado mediante dos álbumes que están a años luz del talento que una vez demostraron, se presentaban en el escenario principal acompañados de tres pantallas que mostraban imágenes en acorde a la canción interpretada. Personalmente, no tenía ninguna expectativa, especialmente debido al lamentable estado vocal de Mustaine pero, al bajar la afinación de los instrumentos un tono, pudo cantar al límite aunque sin dar pena.

Pero, todo sea dicho, lo mejor fue el sorprendente setlist, con un comienzo de traca con “Hangar 18”, “Wake Up Dead” e “In My Darkest Hour”. Seguidamente intercalaron “Skin On My Teeth” y “Sweating Bullets”, llegando el momento más especial poco después con la emblemática “Tornado Of Souls”. Broderick bordó los solos en todas las canciones, aunque este último nos dejó uno de esos momentos para el recuerdo.

Tras esto, pasaron a material más convencional como “She-Wolf”, “Trust” e incluso cortes de sus últimos discos, que rebajaron considerablemente el ritmo y frenesí de su actuación, mientras que el fantasma del mal sonido seguía presente. Retomaron el vuelo para el final con los clásicos “Symphony Of Destruction” y “Peace Sells”, donde incluso su mascota Vic Rattlehead hizo presencia sobre las tablas, antes de abandonar el escenario por momentos para volver y despedirse definitivamente con “Holy Wars… The Punishment Due”.

Pero si creíamos que los californianos habían ofrecido un concierto digno, la irrupción de KREATOR dejó su actuación en una broma. La apisonadora alemana asaltó el Main Stage al ritmo de “Phantom Antichrist” y “From Flood Into Fire”, con la línea melódica que llevan desarrollando en sus últimos trabajos muy presente, aunque siempre alternada por clásicos como el riff inicial de “Coma Of Souls”, “Endless Pain” y “Pleasure To Kill”. A pesar de que llevan más de tres décadas de actividad, su actitud no ha decaído un ápice y se mostraron tan agresivos y certeros como siempre. “Enemy Of God” y “Violent Revolution” fueron vitoreadas por todo lo alto, e incluso sacaron su vena más bromista cuando interpretaron fragmentos del “Billie Jean” de Michael Jackson y “Painkiller” de Judas Priest. La carnicería final llegó con “Flag Of Hate”, donde Petrozza demostró sus tablas como frontman, y “Tormentor”. Excelente forma de concluir el primer día de festival.

VIERNES, 1

La jornada del viernes comenzó en el Chaos Stage con IWRESTLEDABEARONCE, que ofrecieron un show muy original. Su nueva vocalista Courtney LaPlante estáintegrada totalmente y tomó las riendas del espectáculo, saltando frecuentemente e incluso revolcándose por el suelo, muestra de la locura a la que incitan canciones como “Danger In The Manger” o “You Know That Ain’t Them Dog’s Real Voices”. Vocalmente también estuvo a la altura, alternando a la perfección los guturales con las melosas voces limpias. Desgraciadamente, su concierto estuvo mermado, una vez más, por el pobre sonido, que dejó a las guitarras en segundo plano.

Después, de la mano de WORMED, llegó una de las propuestas más brutales del día. Los madrileños, que ya atesoran un gran reconocimiento internacional, abarrotaron el Ritual Stage para dar un recital de death metal técnico, basado mayormente en su último álbum “Exodromus”, con blast beats por doquier y despiadados pig squeals que levantaron los aplausos de todos los allí presentes. Aunque, en estilos tan extremos, la sonorización siempre suele ser difícil, su gran ejecución y las tablas sobre el escenario hicieron el resto.

Con ANGELUS APATRIDA llegaron los mayores circle pits del festival hasta el momento, muestra de la inmensa popularidad que la banda ha alcanzado gracias a su continuado ascenso. La experiencia acumulada se nota en la forma de dirigir los conciertos, encadenando en la reducida media hora de la que dispusieron canciones como “Violent Dawn”, “Of Men And Tyrants”, “Vomitive”, “Give Em War”… Acostumbrados últimamente a verles en actuaciones extensas, grandes temas se quedaron fuera del set, muestra de la amplitud que su repertorio está adquiriendo. Además, Davish tuvo que tocar la guitarra sentado, debido a su lesión de ligamentos, aunque mostró estar en mejor forma al levantarse en varias ocasiones para realizar los coros y hacer headbanging. Mérito mayúsculo.

Nuevamente en la carpa, LOOKING FOR AN ANSWER repartieron cera sin piedad. Su encarnizado grind hizo las delicias de los oyentes más extremos y la corta duración de las canciones posibilitó que incluyeran hasta catorce cortes en su breve actuación, entre ellas “La Matanza”, “Campos De Exterminio” y “Terror Carnívoro”. Al igual que a sus conciudadanos Wormed, la sonorización les hizo un flaco favor, pero el público se lo pasó en grande y la banda se despidió entre vítores.

Tras esto llegó la hora de descansar y llenar el estómago. Cabe mencionar que los puestos de comida abundaban y eran más variados que el año pasado, al igual que los puestos de bebida, eficazmente distribuidos por todo el recinto y con un servicio muy ágil, algo que se agradece mucho y de lo que deberían de aprender muchos festivales de mayor escala. La limpieza y calidad de los baños es otro de los aspectos para quitarse el sombrero.

De vuelta en los conciertos, SKELETONWITCH triunfaron ante un Ritual Stage hasta la bandera. Sorprendieron a propios y extraños mediante su heavy metal con pinceladas de thrash y black, con un show muy inspirado en el que sonaron cortes como “Beneath Dead Leaves”, “Beyond The Permafrost” o “Serpents Unleashed”. La respuesta del público fue muy positiva y se creó un gran ambiente durante todo su concierto. Grata sorpresa.

Aquello cada vez iba a más, y cuando los legendarios SUFFOCATION irrumpieron sobre las tablas al ritmo de “Catatonia”, “Effigy Of The Forgotten” y “Pierced From Within”, la carpa casi se vino abajo. Los maestros del death metal americano hicieron gozar mediante un set repleto de clásicos y un sonido aceptable, aunque bombazos más recientes como “As Grace Descends” o “Purgatorial Punishment” también cuajaron entre el respetable. La motivación fue absoluta aunque los pits no abundaron tanto como cabía esperar. De todas formas, impresiona ver que una banda tan determinante en el devenir del estilo sigue ofreciendo directos tan abrumadores. Otra de las mejores actuaciones de todo el festival.

Aunque el rock había estado más presente el día anterior, los encargados de encabezar el Main Stage el viernes fueron los míticos DOWN. La expectación era máxima, pero Anselmo y compañía salieron a medio gas, con una primera parte de concierto excesivamente centrada en sus últimos EPs que, sin ser malos, dificultaron la conexión con el público, ansiosa de clásicos para entrar en calor. El ritmo del show no ayudó, con discursos demasiado largos e incluso un apagón momentáneo, y el sonido tampoco, muy por debajo del que dispusieron Red Fang o Crowbar.

Como nota positiva cabe resaltar que el señor Anselmo aguantó el tipo vocalmente, mejor que en anteriores ocasiones, y el sprint final con “Losing All”, “Stone The Crow” y “Bury Me In Smoke” sirvió para dejar a los espectadores con buen sabor de boca. En esta última, además, desataron el jolgorio en el escenario con varios invitados; el batería de Skeletonwitch, la novia de Anselmo e incluso varios fotógrafos fueron subidos del foso al tablado. Un final vistoso a un concierto que, sin flojear en exceso, pudo ser mucho mejor.

La de CONVERGE era otra de las actuaciones más esperadas del día. Tocaban en Viveiro por tercera vez y se notó en la acalorada acogida que recibieron desde el principio. Su propuesta es hoy en día más personal que nunca, con el paso de los años la han ido perfeccionando y ahora mismo los riffs altamente técnicos combinados con ritmos de batería enfermizos son marca de la casa. El set estuvo bastante repartido entre los discos publicados desde “Jane Doe”, siendo los temas que más brillaron “Reap What You Sow”, “Axe To Fall”, la más reciente pero emotiva “All We Love We Leave Behind” y el tramo final con “Concubine” y “Fault And Fracture”. Aun así, nos dejaron con la sensación de que el éxito del concierto pudo ser de proporciones bíblicas y se quedó a las puertas. Una iluminación más en acorde a las canciones no hubiera estado mal.

Con el cuerpo bastante agotado, aunque aguantando al quedar todavía un par de conciertos de visión obligada, nos dispusimos a presenciar el espectáculo de NOFX. La histórica y siempre humorística banda de punk americana se tomó el concierto como no podía ser de otra manera. Muchas bromas entre canción y canción, incluso por momentos creyeron estar en Francia, cuando dijeron “Come on Hellfest!”. Personalmente, apenas conozco su música, pero su propuesta trascendió el punk estándar, introduciendo por momentos fragmentos más orientados al reggae a la vez que otros más duros, cercanos al hardcore, responsables de desatar varios pogos entre el público. Aun sin conocerlos mucho, fue un concierto curioso y entretenido.

Tras esto llegaba el turno de WATAIN, que sorprendentemente habían sido trasladados del Ritual Stage al Chaos Stage. Lo mismo pasaría con Carcass el día siguiente, algo que resulta difícil de entender ya que la carpa era el sitio ideal para las bandas de metal más extremas, tanto por el sonido como por el ambiente que el lugar evocaba. En el caso de los blackers suecos, la explicación más razonable parece ser que utilizaron el escenario al aire libre debido a los fuegos, candelabros, cruces invertidas, cabezas de cabra y demás artilugios escénicos preparados para su actuación, aunque la jugada les salió cara.

El sonido fue horrible, el peor de todo el festival, de largo. Las guitarras desaparecieron completamente, algo imperdonable en un estilo donde las maléficas ambientaciones creadas por las seis cuerdas son la base sobre la que se asienta el resto, quedando cortes como “Black Flames March”, “Malfeitor” o “Outlaw” totalmente desfigurados, al igual que la expresión en las caras de gran parte del público. Algo parecido pasó con la caja, solamente audible en los pasajes más densos, cuando dejaban los blast beats a un lado. Resultó muy frustrante, ya que mientras la banda se dejaba la piel sobre el escenario, ni podían imaginarse lo mal que estaban sonando fuera de él.

Tras semejante fiasco, a uno le daban ganas de irse directamente al camping a descansar, pero ya nos los perdimos el año pasado y esta vez no iba a volver a pasar. La banda tributo a Pantera, VULGAR DISPLAY OF POWER se presentó en el Ritual Stage para triunfar a lo grande. Desde el principio con “Strength Beyond Strength” y “Mouth Of A War” hasta el final con “Fucking Hostile”, pasando por “Cowboys From Hell”, “Heresy”, “A New Level” o “I’m Broken”, hicieron un amplio repaso de la discografía de la legendaria banda de los 90, con un sonido altamente nítido y equilibrado, paradójicamente, el mejor de todo el festival. Sorprendió que no interpretaron ni una sola canción de los discos “The Great Southern Trendkill” y “Reiventing The Steel”, que hubieran redondeado el excepcional repertorio, pero el tiempo era limitado y en su breve actuación lograron un ambiente espléndido, que transportó virtualmente a todos los oyentes, gracias al buen hacer del cuarteto, a un concierto de la banda original. Nunca nos cansaremos de algo así, por lo que esperamos que vuelvan de nuevo en la siguiente edición.

SÁBADO, 2

Y casi sin darnos cuenta llegó el último día, que comenzamos más pronto que nunca para aprovechar al máximo. A primera hora, y bajo un fuerte chaparrón, TRALLERY se presentaban en el Ritual Stage para demostrar por qué fueron uno de los tres ganadores del concurso de bandas. Los mallorquines crearon gran expectación considerando que eran los encargados de abrir la jornada y deleitaron a los allí presentes con su brillante actuación. A pesar de ser un trío, su poderosa propuesta no echa en falta un segundo guitarrista, y se mostraron muy seguros, tanto en el apartado sonoro como encima de las tablas. La ejecución de las canciones fue perfecta, desde las partes más agresivas que provocaron varios circle pits hasta las más emotivas, con los épicos solos de guitarra y bajo. “In The Wings Of The Night”, “Collateral Damage” y la final “Catalepsy” fueron las grandes perlas del concierto.

SOUND OF SILENCE también convocaron a multitud de seguidores, muchos de ellos asturianos como pudimos comprobar por las banderas alzadas al aire. Esta vez, al ser una banda más extrema, el sonido no fue tan claro y la puesta en escena tampoco fue la esperada. Todo el peso recaía en el vocalista, mientras que el resto de miembros estuvieron en segundo plano y bastante estáticos, faltos del ímpetu que un estilo tan intenso evoca. Pablo García de Warcry, que está supliendo a uno de los guitarristas, fue el que más seguro se mostró, y aunque desgranaron grandes temas como “Un Nuevo Anochecer”, “Déjate Guiar” o “La Resurrección de las Diez Almas”, nos dejaron un poco fríos, con la sensación de que su show se quedó a medio camino. No fue su día.

Por su parte HAEMORRHAGE trajeron al festival su particular mezcla de brutalidad y humor. Como suelen habituar, realizaron un show muy vistoso, con la banda al completo uniformada de enfermeros, exceptuando al vocalista, con la cara y el torso ensangrentados y sacando a relucir pies mutilados a los que llamaba “pata de jamón”, entre otras bromas. El público en las primeras filas enloqueció al ritmo de “Exqusite Eschatology” o “I’m A Pathologist”, con varias personas incluso vestidas de la misma forma que la banda. Tras más de veinte años de carnicería a la espalda, son una de esas bandas que saben muy bien como dirigir los conciertos y su gore-grind triunfó por todo lo alto.

El primer concierto del día en el Main Stage corrió a manos de HAMLET, que se mostraron en buena forma y con muchas tablas sobre el escenario, especialmente su vocalista, que se vació desde el inicio con “Irracional” mediante varios gritos de ultratumba e incluso se dejó llevar en volandas por el público literalmente, aunque por momentos también abusó de su cualidad de frontman y resultó algo cansino. A pesar de problemas puntuales con la guitarra de Alberto Marín, dispusieron de un sonido decente y en “Muérdesela” provocaron un inmenso wall of death en el que se introdujo incluso el propio Molly. Se despidieron a lo grande, con el público a sus pies en “J.F.”.

HAVOK era una de las bandas más esperadas del día y muestra de ello fueron los innumerables seguidores amontonados frente al escenario, coreando su nombre antes incluso de que salieran a las tablas. Los de Colorado están muy en forma, giran sin cesar durante todo el año y ofrecieron un set estudiado al milímetro, que podrían interpretar con los ojos cerrados. Aunque el sonido pudo ser mejor, las incendiarias “Covering Fire”, “I’m The State”, “D.O.A.” y la final “Time Is Up” fueron un clamor, creadoras de circle pits constantes. David Sánchez impresionó con unas voces aún más agresivas que en estudio, y Pete Webber, una vez más, nos dejó con la boca abierta por su genialidad a las baquetas. Desgraciadamente, se hizo muy corto. Esperamos que en la próxima ocasión en la que nos visiten puedan desgranar un repertorio de cabeza de cartel.

Otra de las bandas que más sensación causó fue ABORTED. Los belgas desataron el apocalipsis en la carpa mediante su furiosa embestida de riffs y ritmos aplastantes. Ken Bedene brilló por encima del resto a la batería debido a su impecable ejecución, realizando blast beats y demás ritmos extremos a una velocidad infernal y sin apenas inmutarse, pero los otros miembros tampoco se quedaron atrás. Su vocalista Svencho estuvo especialmente activo, liderando la masacre con sus excelentes guturales y un gran manejo del público, que obedecía a sus órdenes en todo momento. “Coffin Upon Coffin”, “The Origin Of Disease” o “Fecal Forgery” sonaron con gran contundencia, especialmente en las partes más pesadas, cuando adquirieron un nivel de brutalidad superior, y las finales “Sanguine Verses (…Of Extirpation)” y “The Saw And The Carnage Done” remataron la faena con banda y público en absoluta conexión.

Los conciertos habían sido de muy alto nivel hasta el momento, pero tuvimos que restablecer los índices de calidad cuando GOJIRA subieron a las tablas. Los de Baiona asaltaron el escenario cual bestia desatada, al ritmo de “Explosia” y “The Axe”. Exceptuando los desajustes iniciales, gozaron de un sonido excepcional y los atronadores riffs de “Backbone”, “The Heaviest Matter Of The Universe” o “Flying Whales”, donde además provocaron un inmenso wall of death,se entendieron con absoluta claridad, a pesar de ser la suya una propuesta de metal extremo. Joe también se mostró más seguro que otras veces en el apartado vocal y, a pesar de dejar grandes joyas como “The Art Of Dying” y “Remembrance” fuera del set, demostraron, mediante su imponente actuación, por qué son una de las mejores bandas de metal de la actualidad.

Acto seguido CALIBAN se presentaron en el Ritual Stage ante un público entregado desde el primer corte. No tardaron en crear el mayor circle pit presenciado en la carpa, que llegó hasta la mesa de sonido, a la vez que los épicos estribillos de “Devil’s Night”, “Memorial” o “Chaos – Creation” eran coreados con fervor por sus seguidores más acérrimos. Aunque su actuación fue a cubierto, estuvo marcada por el comienzo del chaparrón, que influiría sobremanera en el devenir de la jornada de aquel momento hacia adelante.

El diluvio nos obligó a refugiarnos en la zona de prensa, aunque volvimos cuando cesó para ver la segunda mitad de la actuación de FIVE FINGER DEATH PUNCH. Los californianos, otro de los grandes reclamos del cartel, se encontraban actuando con un sonido inmenso y una audiencia realmente motivada teniendo en cuenta la complicada situación climatológica. Canciones como “Burn MF”, “Never Enough” o la final “The Bleeding”, con un Ivan Moody especialmente inspirado en la combinación de voces limpias y guturales, hicieron las delicias de sus seguidores.

La lluvia seguía causando estragos, lo cual provocó que la carpa para el concierto de OBITUARY estuviera a rebosar. Las leyendas del death metal americano encandilaron desde el principio con perlas como “Immortal Visions”, “Infected” y “Chopped In Half”, marcadas por su característico sonido e inconfundible estilo vocal de John Tardy. “Back To One”, “The End Complete”, “I’m In Pain”, “Slowly We Rot”… desplegaron una extensa colección de clásicos que, a pesar de haber influido inmensamente a generaciones venideras en el estilo, no lograron alcanzar esa sensación de éxtasis absoluto. La iluminación tampoco ayudó, ya que la excesiva oscuridad impedía ver el telón con el logo del grupo e incluso a los propios músicos sobre las tablas entre canción y canción, lo cual enfrió considerablemente la química entre banda y público.

La traca final ya había comenzado y los encargados de tomar el relevo fueron TESTAMENT. La que probablemente sea la banda más estable del thrash metal se presentó en Viveiro para ofrecer el mismo set que llevan desgranando desde que publicaron “Dark Roots Of Earth” hace dos años. Combinaron el nuevo material con clásicos eternos como “Into The Pit”, “The New Order”, “Practice What You Preach” y “Over The Wall”, aunque la mayor novedad fue ver a Steve DiGiorgio como bajista, que sumado a Gene Hoglan a las baquetas conforman una dupla rítmica espectacular. Si finalmente se lanzan a crear su próximo trabajo con la actual formación, el éxito está asegurado.

Su concierto, no obstante, pudo ser mejor. Los siempre espléndidos solos de Skolnick fueron los fragmentos más entendibles desde fuera del escenario, pero dentro de él tampoco parecieron aclarar el sonido del todo, lo cual se notó especialmente en el caso de Chuck Billy, que perdió el ritmo en repetidas ocasiones. La intensa lluvia empañó aún más su actuación, con cada vez más gente abandonando el lugar a medida que pasaban las canciones.

Y cuando la mayoría, calados hasta los huesos, hubiéramos agradecido el refugio de la carpa como el mejor de los regalos, tuvimos que sufrir en el barro durante todo el concierto de CARCASS. Para colmo, sus dos primeras canciones se solaparon con las dos últimas de Testament, lo cual hizo que no pudiéramos disfrutar debidamente de ninguno de los dos. Un fallo muy grave por parte de la organización. El sonido de los británicos fue aceptable comparado con lo escuchado en el Chaos Stage durante el fin de semana, pudiendo disfrutar de los gloriosos riffs y melodías dobladas de guitarra, ejecutados a la perfección. Aun así, faltó claridad y potencia en las partes más rápidas, especialmente en los blast beats de batería, que pudieron sonar mucho más atronadores. A pesar de que las canciones de su flamante “Surgical Steel” tuvieron mucho peso en el repertorio, no faltaron himnos como “This Mortal Coil”, “Exhume To Consume”, “Genital Grinder” o “Corporal Jigsore Quandary”. Cerraron con “Heartwork”, aunque muy lejos de la apoteósica sensación desatada unos meses antes en Hellfest. Una pena que las adversas condiciones dejaran a medio camino a una de las bandas que debería haber triunfado por todo lo alto.

Abandonamos el recinto esquivando los charcos, con la urgente necesidad de cambiarnos de ropa y la amarga sensación de que la lluvia estropeó lo que hubiera podido ser un final memorable, aunque satisfechos por haber disfrutado de tres días intensos, repletos de música y buena compañía. Ya empiezan a escucharse nombres para el cartel de 2015 pero, viendo las dimensiones que ha alcanzado la presente edición, no cabe duda de que la organización volverá a maravillarnos. Además, todo lo que rodea al festival es razón suficiente como para repetir, por lo que el año que viene volveremos, seguro. La décima edición lo requiere.

Texto: Mikel Yarza

Fotos: Dani (MetalCry)

RESURRECTION 2014

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