HELLFEST 2014. Crónica y fotos

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HELLFEST OPEN AIR – 2014 – 20/22 de junio

 Por segundo año consecutivo nos dirigimos a la pequeña localidad francesa de Clisson para acudir a uno de los mayores festivales de metal del mundo, el Hellfest Open Air. El evento galo se diferencia por la especialización, ya que abarca estilos muy diversos en escenarios exclusivos. Así, exceptuando los Main Stage, que engloban un poco de todo, nos topamos con una carpa donde están el Altar (death metal) y el Temple (black metal), con el Valley (stoner, doom) al lado. Por último, cerca de los escenarios principales pero en el otro extremo del festival, se encuentra el Warzone (hardcore, punk). Esto posibilita que, en vez de apilar a todas las grandes bandas en los principales, uno pueda gozar de grupos históricos en carpas más pequeñas.

Al llegar un día antes del arranque oficial y no poder entrar todavía al recinto de los conciertos, nos familiarizamos con el resto de zonas donde, a pesar de mantener lo esencial del año pasado, hubo varias novedades. La entrada, por ejemplo, estaba totalmente asfaltada, con una recreación de un pueblo con establecimientos de diferentes marcas y también al Extreme Market, una gran carpa doble donde podías encontrar merchandising de diversos sellos, además de material no oficial.

Al lado, tras atravesar unas escaleras, pasabas a la zona de camping y al Metal Corner, el lugar más poblado en la víspera del festival, donde prácticamente todos los metalheads que acudieron con antelación arrancaron la fiesta y también podían alargarla al final de cada jornada, a la conclusión de los conciertos.

VIERNES, 20

El festival no comenzó como esperábamos. El retraso de la organización a la hora de abrir las puertas provocó un inmenso colapso en la entrada y nos perdimos el concierto de Angelus Apatrida al completo, lo cual resultó bastante frustrante para mucha gente que, como nosotros, esperaba con ganas la irrupción de los albaceteños en un evento de semejantes dimensiones.

Arrancamos por tanto con WEEKEND NACHOS, banda estadounidense que desató la locura en la carpa mediante su enfermizo grind. Saltaron al escenario a por todas aunque la respuesta del público no fue tan entusiasta, el sonido distaba mucho de ser bueno, con guitarras poco definidas y la batería comiéndose al resto en las partes más rápidas. De todos modos, algo entendible al ser el primer grupo que actuaba en el Altar.

Lo mismo ocurrió en las horas iniciales del Temple, como pudimos comprobar con ORDER OF APOLLYION. Los británicos, que se presentaron con corpse paint y demás indumentarias características del black metal, tuvieron un mal sonido, que a pesar de mejorar con el paso de los temas siguió siendo demasiado estruendoso y falto de nitidez. El momento más vibrante de su actuación fue la versión brutalizada del clásico de Metallica, “Creeping Death”, muestra de la escasa aceptación que tuvieron.

Todo lo contrario sucedió con KRONOS, que salieron al ataque desde el primer segundo y se toparon con un público motivado y deseoso de moshear. Al igual que con otras bandas a lo largo del festival, se notó que jugaban en casa y lo aprovecharon debidamente para poner toda la carne en el asador con sus incesables blast beats, riffs de alta exigencia técnica y voces de ultratumba. Aunque el sonido no era el deseable, comenzaron a apreciarse atisbos de mejora.

Con FUELED BY FIRE llegó el momento de acudir por primera vez a los escenarios principales. Parece mentira pero ya han pasado doce años desde que los californianos comenzaron su andadura, tiempo durante el cual han girado sin cesar, y a pesar de no innovar y mantenerse en el thrash clásico de siempre, a día de hoy pueden presumir de una considerable horda de fans que se vacía completamente en sus conciertos. Esto quedó reflejado en el buen ambiente que reinaba entre banda y público, debido en gran parte a la interacción establecida por su frontman Rick Rangel y los pogos que se sucedían uno tras otro en las primeras filas, desde las iniciales “Catastrophe” y “Thrash Is Back” hasta el final con “Eye of the Demon”. El sonido, no obstante, al igual que en la carpa, dejó mucho que desear, se notó especialmente en las repentinas subidas de volúmenes en riffs y solos casi inaudibles.

Cabe destacar que este año multiplicaron considerablemente la zona de bares, especialmente frente a los escenarios principales, aunque al amontonar los puestos de comida en ese mismo lugar en vez de al lado del bosque Muscadet, camino al Warzone, las colas se volvieron mucho mayores. Pero para colas, las de la noria. Resultó llamativo ver como tanta gente esperaba para montarse en semejante atracción después de haber pagado prácticamente 200€ para ver conciertos.

Tras hacer la primera visita a la zona de prensa y saber que Death Angel y Trivium intercambiaban posiciones en el running order, era hora de ver a TOXIC HOLOCAUST. El trío liderado por Joel Grind, que subió a las tablas bajo un sol abrasador, disfrutó de un sonido considerablemente mejor. Los años de experiencia se notaron en la acertada forma de dirigir el concierto, desde la ejecución instrumental hasta la manera de intercalar canciones como “Endless Armageddon”, “Wild Dogs” y “The Lord Of The Wasteland”. Los seguidores más fieles disfrutaron, aunque su propuesta cae con frecuencia en la linealidad, sin llegar a encandilar tanto como otros grupos del estilo, de ahí se entiende que su horario de actuación fuera tan tempranero.

Después de realizar el primer descanso para comer, hidratarnos e intercambiar impresiones del arranque del festival junto a varios colegas, TRIVIUM se presentaban en el Main Stage 02 para ofrecer el que sería uno de los conciertos más decepcionantes de todo el fin de semana. Desde el comienzo con “Brave This Storm” y “Built To Fall” escuchamos al recientemente incorporado baterista embestir su kit con gran precisión, pero tapando totalmente a las guitarras. Hubo momentos en los que el sonido se equilibraba y podíamos apreciar la gran ejecución instrumental de la banda al completo, sobre todo en los brillantes solos, pero si tomamos en cuenta que Matt está cada vez más justo a las voces y que han anulado casi al completo la faceta gutural de los directos, la decepción fue mayor que nunca. No obstante, el momento más sorprendente de todo el concierto llegó cuando Heafy comentó que tocarían una canción del “Ascendancy” y arengó a todo el público sobremanera, provocando que los circle pits comenzaran antes incluso que la canción. La sorpresa fue mayúscula cuando el tema en cuestión resultó ser “Dying In Your Arms”, de largo su corte más comercial y apartado desde siempre de los directos.

Semejante espectáculo fue suficiente para abandonar los escenarios principales y volver al Temple, donde IMPALED NAZARENE se encontraban repartiendo cera con un público entregado, realizando circle pits constantes. Fue una verdadera pena que dispusieran de un sonido tan pobre, ya que empañó su gran actuación al completo.

Seguidamente los reformados NOCTURNUS AD atronaron el Altar con su particular death metal, característico por las ambientaciones de teclado que desgraciadamente brillaron por su ausencia. Cabe resaltar que el batería se encargó de las voces principales, lo cual tiene doble mérito si tomamos en cuenta que al mismo tiempo se encontraba realizando blast beats y demás ritmos extremos. Aunque, nuevamente, el sonido no llegó a ser lo que debería, las intercaladas “BC/AD” y “Andromeda Strain” fueron vitoreadas por sus fervientes seguidores, al igual que la entremezclada versión de los clásicos de Morbid Angel, “Demon Seed” y “Angel Of Disease”.

Tras esto, vuelta a los escenarios principales para encontrarnos con unos SEPULTURA sorprendentemente cañeros de inicio con “The Vatican”, tema con mucha energía y rapidez de su último disco. Por desgracia, no tardaron en pasar a los cortes tribales de sus trabajos más recientes, siendo “Propaganda” y “Refuse/Resist” los temas más añejos que, a pesar de ser festejados, resultan aburridos y quedan muy lejos de la furia que desató la banda en sus primeros discos con bombazos como “Arise”, la única que interpretaron de la era anterior al Chaos A.D. El viento tampoco ayudó en la sonorización del concierto, con la distorsión de la guitarra de Kisser desvaneciéndose por momentos. Aunque todas las bandas evolucionan, es un error que los brasileños dejen tan de lado sus discos más emblemáticos.

Y por fin llegó el momento que tanta gente esperaba con ansias. Antes de entrar a comentar el concierto de IRON MAIDEN, hay que resaltar que la opción de comprar entradas para días individuales es la que produce que tanto público se amontone en los conciertos de los grandes reclamos del cartel. Sucedió con Kiss el año pasado y se repitió este año, ya desde la jornada inicial. Por una parte es entendible que haya personas que quieran ver muchos grupos pero, por diferentes razones, compren entradas para un solo día; aunque a la vez esto da vía a que otras muchas que solo quieren ver a los cabezas de cartel se amontone desde varias horas antes en las primeras filas del escenario, complicando inmensamente la accesibilidad al mismo.

Hasta cuatro canciones nos costó avanzar entre el gentío para situarnos debidamente y visualizar el escenario, siendo “Revelations” la primera que pudimos presenciar en condiciones. Le siguió “The Trooper”, que mostró a Bruce bastante justo de voz, aunque más seguro que cuando tocaron en el BEC el año pasado, al inicio de la gira. Generalmente, el sonido no fue malo, pero tomando en cuenta el estatus de leyenda que ostenta la banda, debió ser mucho mejor; desde la sonorización general hasta los detalles como, por ejemplo, en los solos de “Phantom Of The Opera” o “Run To The Hills”, prácticamente inaudibles al principio y que aumentaban de volumen repentinamente. En esta última, no obstante, Dickinson brilló con una interpretación acertada y se llevó una merecida ovación.

Telones, montajes e indumentarias diferentes para cada canción, múltiples Eddies, fuego y luces que van a la son de la música… todo un espectáculo. El show fue enérgico, hubo mucha movilidad entre los integrantes en el escenario y la ristra de temas míticos deleitó a todos los allí presentes, tanto en las primeras filas como al final del recinto. Resultó impresionante ver cómo, desde tan lejos, la gente también cantaba y vitoreaba cada una de las letras de los británicos.

“Seventh Son Of A Seventh Son” volvió a mostrar las carencias de Bruce, que llegó forzado a muchos tonos e incluso dejó de cantar varias veces, mientras que las guitarras dobladas se llevaron la palma con melodías memorables y solos épicos. Clásico entre los clásicos, “Fear Of The Dark” fue otro de los momentos más emotivos del concierto, con todos los allí presentes coreando la archiconocida melodía mientras anochecía.

Se despidieron con una triunfal “Iron Maiden”, pero no tardaron en retornar a lo grande con “Aces High”, que a pesar de ser el tema que más supera a Dickinson, fue otro de los más ovacionados. La épica continuó con “The Evil That Men Do”, aunque el cierre con “Sanctuary” quedó manchado por el parón que realizaron para que Janick Gers hiciera su numerito volteando la guitarra, tras lo cual además se alargaron sobremanera con los innecesarios coros que realizaba Bruce y el público emulaba. Un final agridulce a un concierto que, sin ser histórico, dejó muchos momentos para el recuerdo.

Pero aquello no había acabado, ni mucho menos, todavía quedaban otras tres actuaciones de altísimo nivel por presenciar. Que dos titanes como Slayer y Death, de estilos tan cercanos si los comparamos con el resto de propuestas durante el día, coincidieran a la misma hora sirvió para separar al inmenso público que albergaba el festival. A la hora de decidir, no dudamos en asistir al Altar para presenciar a DEATH TO ALL, formado por integrantes de la banda original que grabaron el disco “Human” y miembros de otros grupos relevantes de death metal que homenajean el legado del legendario Chuck Schuldiner.

Exceptuando el excesivo volumen de los bombos, molesto por momentos, el sonido fue grandioso desde el inicio con “Flattening of Emotions”. Bajo la tutela de Steve DiGiorgio, que actuó como maestro de ceremonias, desplegaron un set lleno de clásicos como “Left To Die”, “Suicide Machine” o “Spiritual Healing”, cada cual con su respectiva intro en acorde a su temática. Hannes Grossman de Obscura se presentó a la batería en “Crystal Mountain” y después se le unió a la voz y guitarra Steffen Kummerer para “Spirit Crusher” y “Simbolic”, aunque con muchos problemas en su guitarra, con el sonido desvaneciéndose repetidamente. Esto provocó nervios y descoordinación, tanto en el movimiento de los músicos sobre las tablas como en la propia ejecución de los temas. Una verdadera pena, ya que hizo que lo que debería haber sido un homenaje por todo lo alto se quedara a las puertas.

A pesar de todo, la vuelta al escenario de Sean Reinert y Paul Masvidal con “Zombie Ritual” fue un clamor, todo el público vitoreaba el eterno clásico. Lo mismo sucedió con “Pull The Plug”, encargada de cerrar el concierto, que concluyo con todos los allí presentes coreando el nombre de la banda, con ganas de más pero, a la vez, encantados del espectáculo presenciado.

Sin abandonar la carpa, tocaba el turno de presenciar a ENSLAVED, que a pesar de arrancar por enésima vez con mal sonido, remontaron el vuelo y lograron que su propuesta fuera otra de las más brillantes durante todo el fin de semana. El setlist fue muy variado, pasando hasta por seis discos en los siete cortes que interpretaron. Su propuesta se diferencia por la inmensa variedad que abarca, desde el black metal más desolador hasta ambientaciones épicas, con guitarras y calmadas voces limpias. En dichas partes de temas como “Ruun” o “Convoys To Nothingness” fue todo un espectáculo presenciar cómo el personal observaba en total silencio, como si se tratara de un viaje por un relato de diferentes pasajes. Además, la ejecución en conjunto fue impecable, lo que produjo una lluvia de aplausos entre el público.

Y para finalizar la jornada, vuelta al Main Stage 02 para disfrutar con la atronadora descarga de DEATH ANGEL. No es lo más común que una banda de thrash metal toque a la una de la madrugada, cuando el público ya está exhausto tras tantos conciertos, pero por otra parte se agradeció porque sirvió para poder verlos con mucho menos gente y mayor tranquilidad. Esto no agradó mucho a los californianos, que al ser su único show europeo de todo el verano pidieron al público que mosheara en repetidas ocasiones, pero, a pesar de la poca movilidad, sus seguidores gozaron de lo lindo. La banda, liderada por un inmenso Rob Cavestany, que bordó los agudos en las iniciales “Left For Dead” y “Son Of The Morning”, ofreció un set en el que primó el material más reciente, aunque también hubo espacio para clásicos como “Evil Priest”, “Seemingly Endless Time” o “Mistress Of Pain”. El broche final lo pusieron con la mítica intro de “Ultra-Violence” y “Thrown To The Wolves”, ambas coreadas por todo lo alto.

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SÁBADO, 21

El sábado arrancó con los franceses BENIGHTED en el Altar. Se notó que actuaban en casa, ya que los circle pits se sucedían constantemente e incluso montaron un enorme wall of death. Gozaron de un buen sonido para ser tan temprano y su grind con toques de brutal death triunfó absolutamente. Además, el hecho de que destinaran prácticamente el set al completo a su nuevo disco fue todo un acierto, y trallazos como “Experience Your Flesh”, “Collection Of Dead Portraits” y “Carnivore Sublime” unieron a banda y público, poniendo la carpa patas arriba.

Unas horas más tarde, INCANTATION asaltaron el mismo escenario con su death metal de la vieja escuela. El sonido fue en acorde con su estilo, sucio y cavernícola, al igual que su actitud, haciendo comentarios sobre defender el death metal en más de una ocasión. Tocaron grandes temas como “Profanation”, “Impending Diabolical Conquest” y “Lead To Desolation”, aunque por momentos su actuación resultó algo lineal y repetitiva, tampoco se notó especial furor por parte del público.

La primera visita del día a los escenarios principales llegó de la mano de EXTREME y su variopinto hard rock. Reunieron a muchos y muy motivados seguidores que coreaban cada canción y animaban constantemente con las manos alzadas. Los escenarios principales, con la novedad de la pasarela para el concierto de Aerosmith, estaban nuevamente muy poblados desde la tarde, muestra de la muchedumbre que volvería a congregarse de noche. A excepción de la mala sonorización de la batería, el resto sonó de forma aceptable, y escuchar los mayores hits del aclamado “Pornograffitti” hizo gozar a todos sus seguidores. El gran mérito de la banda es, sin duda, su capacidad de empastar en un mismo corte estilos tan dispares como el rap, el funk o el heavy metal, lo cual resulta en una mezcla tremendamente original, con pasajes instrumentales inspirados y cuidados al detalle. Se despidieron por todo lo alto con la triunfal “Get The Funk Out”.

El concierto de SHINING en el Temple sirvió para reafirmar que el sonido de dicho escenario seguía siendo horrible. Las guitarras fueron ininteligibles en la mayor parte del concierto y la batería sonó sin fuerza ni definición. Solo los medios tempos ambientales en Människa o’avskyvärda människay los solos fueron los pasajes que pudimos gozar con mayor claridad. Esto ensombreció su actuación y, a pesar de apreciar algunas melodías épicas por el final con “For The God Below” y el show que trató de llevar a cabo su carismático cantante, nos dejaron con una sensación de indiferencia. Para colmo, apenas tocaron 35 minutos, 15 menos de lo estipulado.

PROTEST THE HERO fue la primera y única banda que vimos durante todo el festival en el Warzone. Como el propio nombre del escenario indica, aquello se convirtió en una batalla campal desde el primer segundo de actuación, con una inmensa polvareda que se levantaba al mínimo mosh. El sonido tampoco fue el deseado, algo comprensible si tomamos en cuenta que su estilo es realmente difícil de sonorizar en el trepidante ritmo de conciertos que lleva el festival. A pesar de todo, esto no impidió el disfrute de los allí congregados, que se maravillaron con los bestiales breakdowns de “Hair-Trigger”, los riffs que casi podrían calificarse como solos en “Underbite” o el amplísimo registro vocal mostrado en “The Dissentience” y “Bloodmeat”,con repentinos cambios de los guturales más graves a tonos extremadamente agudos. El vocalista amenizó el concierto con varios discursos humorísticos, aunque lo que debemos resaltar es la extremada originalidad de los canadienses, que ya tienen un estilo totalmente distintivo y además muy orgánico, sin sintetizadores ni otros sonidos programados.

Después le tocaría el turno a CLUTCH en el Valley, otro escenario que solo pisaríamos aquella vez. Nos topamos con la carpa hasta la bandera y un ambiente espléndido, con todo el público ovacionando cada una de las canciones desde el electrizante comienzo con “The Mob Goes Wild” y “Earth Rocker”. La banda no utilizó coros, ni falta que les hicieron, ya que con la semejante fiesta que había allí sus seguidores sonaban casi más altos que la voz principal en los bombásticos estribillos de “Crucial Velocity” o “The Regulator”. La comunión entre banda y público fue absoluta, impulsada especialmente por su pletórico cantante, aunque en general todos rayaron a un nivel excelente, habían preparado el concierto al detalle y al ofrecer muchas canciones intercaladas, el show adquirió un ritmo trepidante. “D.C. Sound Attack” y “Electric Worry” pusieron el colofón a uno de los mejores conciertos del festival.

Aunque la actuación de Brutal Truth prometía ser otro de los puntos fuertes del día, el cansancio acumulado nos condujo a descansar e hidratarnos a la zona de prensa, donde nos encontramos con la gente de Angelus Apatrida, con los que intercambiamos impresiones y alguna cerveza antes de volver para el final de SOULFLY. Dos canciones fueron suficientes para comprobar que el señor Cavalera sigue en la misma línea de los últimos años. Mucho dar palmas y poco tocar. Penoso.

Tras esto era hora de presenciar a los legendarios DEEP PURPLE. Con una pantalla de fondo que emitía símbolos psicodélicos y un sonido setentero muy propio y natural, deleitaron al personal con clásicos eternos como “Strange Kind Of Woman”, “Space Trukin” o “Lazy”. En este último brillaron los diversos solos de teclas y guitarra, a los que después se les sumaban el resto de instrumentos, transportándonos en un viaje astral que ensalzaba el tan peculiar estilo de la banda. Hubo más de uno que, al no ser un rock tan directo, se aburrió y abandonó, pero es que ese es precisamente el distintivo de los británicos. Además, cantar y tocar tan maravillosamente después de tanto tiempo en activo resulta un mérito mayúsculo, aunque también cabe decir que los excesivos parones entre los temas ralentizaron el ritmo del concierto, se nota que los años pasan para todos.

Las luces y la escenografía ganaron enteros al caer la noche, a la vez que nos regalaban más clásicos como la versión de “Hush”, “Black Night” y, cómo no, la inmortal “Smoke On The Water”. No fue un concierto de alto voltaje, es verdad que otros veteranos se presentan sobre las tablas mucho más enérgicos, pero eso no impidió que, a su propio ritmo, ofrecieran un espectáculo aceptable. El error imperdonable fue el hecho de que no interpretaran la que es, sin duda, una de sus mejores canciones: “Highway Star”.

Era hora de volver a la carpa para presenciar una de las propuestas más extremas de todo el fin de semana. Desde el momento en que los maestros del death metal técnico NILE tomaron el Altar, la respuesta del público fue enfervorizada. Se notó que actuaban ante su gente y no como teloneros de otras bandas, como hemos podido verles últimamente en varias giras. El sonido fue atronador, no el más claro, pero con la cruda distorsión de guitarras, las ambientaciones egipcias y la taladradora base rítmica que los caracteriza. “Kafir!”, “The Inevitable Degradation Of Flesh” y “Sarcophagus” evocaron sonidos apocalípticos, con un George Kolias monstruoso a las baquetas. Incluso se atrevieron con un nuevo tema que irá incluido en su futuro álbum, aunque el punto culminante llegó a la conclusión, con la aclamada “Black Seeds Of Vengeance”.

Y para el final qué mejor que otra banda legendaria. CARCASS asaltaban el escenario con la triunfal intro de su nuevo disco seguida de “Buried Dreams” e “Incarnated Solvent Abuse”, dos temas que ya desde inicio causaron furor entre el público y mostraron el excelente sonido del que iban a gozar los de Liverpool durante todo su set. El volumen era altísimo pero nítido y sólido a la vez, los devastadores blast beats atronaban cual metralleta y Jeff Walker estuvo inmenso con sus infernales gritos, a la vez que bromeaba sobre los que se estaban perdiendo su concierto mientras veían a Avenged Sevenfold. Si a esto le añadimos la ristra de clásicos, desde “This Mortal Coil” hasta “Corporal Jigsore Quandry”, pasando por “Reek Of Putrefaction”, “Exhume To Consume” o el aplastante nuevo material, no se podía pedir más. El cierre con “Heartwork” fue absolutamente demoledor. Menos mal que, a pesar de dudar hasta última hora, yo también me quede viéndoles. El mejor concierto del festival, de esos que se te quedan grabados en la memoria.

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DOMINGO, 22

Y casi sin darnos cuenta llegó el último día de festival, que empezamos en el Main Stage 02 con IN SOLITUDE. Los suecos arrancaron a tope, haciendo intensos headbanging y moviéndose constantemente por el escenario. Exceptuando los inaudibles coros, el sonido fue aceptable para ser tan temprano y su heavy metal con ramalazos ambientales gustó, aunque la mayoría del público se encontraba allí de mero trámite, más por curiosidad que por seguir a la banda. Además, para nuestro deleite, los escenarios principales se mostraban mucho menos poblados que los dos días anteriores.

Seguidamente, CROWBAR asaltaron el escenario conjunto con un mastodóntico sonido inicial al ritmo de “Conquering” y “High Rate Extinction”. Su pesado stoner, con su tan característica distorsión de guitarras mezclado con emotivas y claramente audibles melodías, triunfó a lo grande. La expectación era máxima desde el principio, con las primeras filas coreando el nombre de la banda entre canción y canción, y Kirk Windstein lo aprovechó para arengar al público en repetidas ocasiones. Sorprendentemente, a medida que avanzaban con temas como “Walk With Knowledge Wisely” o “All I Had (I Gave)”, la calidad sonora fue decayendo, se notó especialmente en la menor prominencia de las guitarras. Aun así, el final con la épica “Planets Collide” sirvió para dejar un buen sabor de boca.

Tras comer, retomar fuerzas y reponer jarras de cerveza mientras sonaba Angra de fondo, nos adentrarnos en el carrusel de conciertos que no pararía hasta el final del día. ALTER BRIDGE tampoco dispusieron de un buen sonido, las guitarras, poco definidas, se difuminaban con el viento y lo único que brilló fue la magistral voz de Myles Kennedy. Una pena porque encadenaron grandes hits como “Addicted To Pain”, “Come To Life” o “Ties That Bind” durante toda su actuación. Kennedy mostró la experiencia adquirida, tanto con su banda como acompañando a Slash, manejando al público y actuando como gran frontman, incluso haciendo labores de teclista. Aunque el público disfrutó y se volcó al final con la triunfal “Isolation”, el concierto se quedó en lo que podía haber sido y no fue, sobre todo por la mejorable sonorización.

Llegados a este punto, es necesario comentar que el Main Stage 01 tuvo un sonido generalmente muy pobre, exceptuando casos puntuales y los cabezas de cartel, para los cuales parece que guardaron todo el arsenal. Una pena que el mal sonido eclipsara tantas excelentes actuaciones.

Después era el turno de ANNIHILATOR, que tras abrir con las recientes “Smear Campaign” y “No Way Out”, no tardaron en pasar a clásicos como “King Of The Kill”, “Set The World On Fire”, “Road To Ruin”, “Alison Hell”… La banda se mostró muy segura sobre las tablas, con un sonido equilibrado y un Jeff Waters pletórico,tanto a la guitarra como a las voces de muchos temas, mientras que los pits se sucedían sin cesar en las primeras filas. La impecable ejecución conjunta en canciones tan técnicas como “Brain Dance”, con Waters incluso recitando el pasaje de voces maléficas, produjo que los canadienses fueran de los más aplaudidos durante todo el festival. “Human Insecticide” fue el final perfecto a otro de los mejores conciertos del fin de semana.

Y casi sin tomar un respiro, tocaba ver a otra banda legendaria. Los míticos DARK ANGEL anunciaron el año pasado una nueva reunión que incluiría apariciones en selectos festivales europeos y cuando, tras la cancelación de Megadeth, fueron confirmados, se convirtió en uno de los shows de obligada asistencia. La expectación era máxima, se notaba en el ambiente, y pusieron toda la carne en el asador desde el comienzo con “Darkness Descends”, “We Have Arrived” y “The Burning Of Sodom”, con Gene Hoglan atronando cual metralleta y un sonido general nítido, obviando los desbarajustes iniciales. Además, no había problemas para presenciar el show desde cerca, algo que se agradeció mucho teniendo en cuenta el excesivo gentío que, los días previos, poblaba los escenarios principales a esa misma hora.

Abandonamos el concierto a medias, porque a esa misma hora THE BLACK DAHLIA MURDER se encontraba destrozando el Altar literalmente. Lo que nos encontramos al llegar fue una banda que, tras haber interpretado el medio de su set, había puesto la carpa patas arriba. En ningún momento durante todo el fin de semana se pudieron presenciar unos circle pits tan brutales como aquellos, ya que además de ser los más grandes, eran múltiples, en diferentes zonas de la carpa, incluso rodeando las columnas. El sonido pudo ser mucho mejor, pero temazos como “Miasma” y “What A Horrible Night To Have A Curse” no hicieron más que aumentar el jolgorio y las ovaciones que la banda recibía del entregado público como reconocimiento a su buen hacer. Contar con un cantante que lidera la carnicería de una forma tan enérgica como Trevor Strnad es todo un seguro de vida, lo cual quedó más que demostrado en el final con “I Will Return”, donde la comunión entre banda y público fue absoluta. Aunque no pudimos ver el concierto al completo, salimos satisfechos de haber podido presenciar un show tan intenso y triunfal en tan poco tiempo.

De vuelta en los escenarios principales, BEHEMOTH intentaron oscurecer la soleada tarde mediante su maligno black metal. Ofrecieron un set estudiado al detalle, con bombazos como la inicial “Blow Your Trumpets Gabriel”, “Conquer All” o “Christians To The Lions” gozando de un sonido atronador y una ejecución muy certera. Además, pudimos ver al recuperado Nergal especialmente motivado, pidiendo la participación del público constantemente, aunque su show quedó deslucido por el horario de actuación. En otras bandas la estética quizás no sea tan relevante, pero en el caso de los polacos cobra especial significado, y tanto la indumentaria como el juego de luces y fuegos hubieran ganado enteros si hubieran actuado de noche o en la carpa, en el ambiente más oscuro que les corresponde. El concierto fue de alto nivel instrumental pero, por las razones mencionadas, se quedó en un mero aperitivo de lo que vendría después.

Lo digo porque, tras Soundgarden, momento que aprovechamos para descansar, llegó la hora de ver en directo a una de las mayores razones por las que nos desplazamos hasta Clisson. Nada más y nada menos que EMPEROR que, reunidos para celebrar el vigésimo aniversario de “In The Nightside Eclipse”, nos ofrecieron su clásico debut al completo. Lejos de la indumentaria blacker utilizada en el pasado y con una escenografía simple, la música fue la verdadera protagonista de su excelente actuación, aún más infernal al anochecer. Las luces dieron un aura especial a las míticas “Beyond The Great Vast Forest”, “I Am The Black Wizards” y la ampliamente coreada “Inno Satana”, con la cual abandonaron las tablas antes de volver y despedirse definitivamente con “Ancient Queen” y “Wrath Of The Tyrant”, ambas pertenecientes a su primera demo. Aunque hasta el tramo final el sonido no estuviera a la altura de un evento de semejantes dimensiones y quizás les faltara un momento de clímax más marcado para finalizar a lo grande, todos los allí presentes salieron satisfechos tras haber presenciado en vivo algo que quizás no se vuelva a repetir.

Pero si hablamos de reuniones, la más emblemática vino a continuación. La trágica muerte de Dio abrió la puerta al retorno de la formación original y tras 35 años de desacuerdos y batallas dialécticas, se juntaron (sin Bill Ward) para crear un nuevo álbum y girar por todo el planeta. Allí estaban, ante un recinto hasta la bandera, los legendarios BLACK SABBATH. Con el distintivo icono de los ángeles a ambos lados del escenario y una pantalla de fondo que emitía imágenes de guerras pasadas y actuales comenzó a sonar “War Pigs” y el público se volvió literalmente loco. Le siguieron “Into The Void” y “Snowblind”, que mostraron las limitaciones vocales de Ozzy Osbourne. Su contrapunto fue Tony Iommi, que, a pesar de estar aún más limitado físicamente, bordó los riffs y solos de guitarra, como para quitarse el sombrero.

Con “Age Of Reason” la adrenalina disminuyó considerablemente, muestra de que el público estaba sediento de clásicos, y no tardaron en remediarlo con el tema que da título tanto a la banda como a su primer álbum. El inconfundible sonido de la lluvia y las campanas que dan paso al siniestro riff causaron furor, y el atronador muro sonoro hizo temblar los cimientos del escenario. Incluso Ozzy se empleó a fondo, realizando acertadas interpretaciones tanto en esta como en “Behind The Wall Of Sleep”, que fue seguida por el solo de bajo de Geezer Butler, el componente más en forma de los tres originales, antes de pasar a la mágica “N.I.B.”, con la cual a un servidor se le escaparon las lágrimas.

“Fairies Wear Boots” y “Rat Salad” fueron momentos de lucidez instrumental, especialmente para el joven baterista Tommy Clufetos, que atronó su kit con un solo técnicamente espléndido; probablemente Bill Ward no podría ni con el medio de lo que hizo. Si el concierto estaba siendo un gran espectáculo, el legendario riff de “Iron Man” fue el no va más, uno de esos momentos en los que te detienes a pensar la relevancia mayúscula de esta banda en el devenir del heavy metal. “God Is Dead” tuvo una buena aceptación comparándolo con el nuevo material que tocaron previamente, aunque dejó en evidencia el lamentable estado de Ozzy que, además de desafinar en repetidas ocasiones, comenzó a desvariar, recordando a la audiencia lo mucho que los querían por enésima vez.

La conclusión con “Children Of The Grave”, la intro de “Sabbath Bloody Sabbath” y “Paranoid” fue muy especial, pero el pausado ritmo del show nos dejó con la sensación de que la banda está realizando esta gira más por el deber hacia sus fans que por su capacidad e ímpetu por seguir en la música. El final se acerca.

Aunque nuestros cuerpos estaban destrozados, hubiera sido un sacrilegio abandonar sin escuchar a los geniales OPETH, que disfrutamos aun sentados y desde muy lejos. Aunque, debido a su abandono en el estudio, el señor Akerfeldt está perdiendo potencia en la faceta gutural, nos deleitaron con un corto pero cuidado set, en el que sobresalieron “Demon Of The Fall”, “Deliverance” y “Blackwater Park”, de brillante instrumentación y sonido nítido, además de sus siempre peculiares comentarios entre canción y canción. Excelente forma de poner punto y final a la fiesta.

Tres días de festival, muchísima música y muchísima diversión. La organización tiene todavía varios frentes en los que trabajar de cara a siguientes ediciones, pero el balance fue totalmente positivo. Hellfest cumplió, al igual que los seguidores del metal. El año que viene será el décimo aniversario. ¡A ver con qué nos sorprenden!

Texto: Mikel Yarza

Fotos: Iñigo Malvido

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